Hola de nuevo a todos, compañeros, en esta nueva entrega, os vengo a presentar una nueva obra, de esas que han pasado a la historia por su magnificencia, su enormidad, su tremenda aportación al arte de la imagen en movimiento, sin duda, una película de casi obligado visionado, tras una acertada restauración que nos la devolvió en todo su glorioso esplendor, para ello me debo ir hacia tierras francesas, gran bastión europeo y mundial del cine, desde sus inicios, y me sitúo en el año 1927.
De la mano de uno de los grandes de la década en el país vecino, Abel Gance, nos llega la inconmensurable ("Napoleón", 1927), con sus casi 240 minutos de puro nervio narrativo, que nos trasladará de primera mano a la vida y andanzas del Gran Emperador de Europa, el hombre que apenas tuvo fronteras en el mundo de su época, cuya inapelable figura merece el puesto que tiene en los libros de historia, y cómo no, en la literatura y cinematografía universales.
El desarrollo de la obra abarca desde la entrada del joven Bonaparte en la academia militar de Brienne-le-Château, con las consabidas dificultades que tuvo en ella por su acento italiano al hablar el francés, y por su ascendencia corsa, pero más allá de lo esperado, logró ser uno de los cadetes más celebrados dela intitución, pudiendo ingresar posteriormente en la École Royale Militaire de París, donde a la temprana edad de 16 años, obtuvo el grado de teniente segundo de artillería, todo un logro sin precedentes, en esta etapa de la película, el pequeño corso es interpretado por el actor infantil Vladimir Roudenko, en una estupenda aparición en pantalla, de porte regio y pundonor acorde al personaje encomendado.
Tras esto, veremos como el papel del gran general, ya tomado por el gran Albert Dieudonné, a la postre director afamado en su país, ya nos mete de lleno en las peripecias de la vida del personaje, tales como las famosas anécdotas como la de la primera vez que escucha la Marsellesa, quedando impresionado por la tremenda magnificencia de la melodía y tomándola posteriormente como himno de la nación, la de su ayuda de campo, que en medio de un combate de artillería con fuego cercano, al caerle arena del impacto de una bala de cañon, en el papel donde escribía, dijo aquello de "por lo menos, la arena me servirá para secar la pluma", dejando al general realmente anonadado por la bravura de su fiel servidor, y otras tantas, dignas de ser admiradas en esta obra sin parangón dentro del séptimo arte.
También podremos ver pasajes de la historia francesa de la revolución, como el asesinato de Marat (Antonin Artaud), por parte de su asistenta doméstica, o los desatinos de Robespierre (Edmond Van Daële), en la época del directorio, pasando por el golpe de estado del 18 Brumario, comienzo del consulado y singladura del general corso.
En el apartado técnico, he de decir que la más espectacular aportación de la obra, que ha quedado para la posteridad, como avance primigenio de los formatos de exhibición, la Polyvision (que se adelantó 20 años al Cinemascope), se conformaba mediante una pantalla tripartita, con secuencia central y dos laterales, perfectamente sincronizados, o bien en un plano completo formado por las dichas tres pantallas, que mostraba una panorámica de enorme belleza, y que se puede disfrutar en una maravillosa secuencia de unos 20 minutos, también, algunas secuencias de acción durante las batallas, en las cuales, el plano punto de vista se consiguió sujetando la cámara a un caballo al galope.
Ejemplos de la Polyvision.
Y de su cámara.
Quienes hicieron posible que esta maravilla de la imagen haya llegado hasta nuestros días, fueron varios miembros de la familia Coppola, concretamente Francis Ford y Carmine, de los cuales conocemos sobradamente al primero, siendo el segundo, Carmine, un músico y director de orquesta de fama internacional, ellos, admirados desde siempre por la obra de Gance, lucharon denodadamente por conseguir la mejor versión de la obra, moviendo todos los hilos posibles a su alcance, junto a la Cinémathèque Française, con arreglos en la banda sonora por parte de Carmine, realizados ex-profeso para la ocasión. Especial mención para Kevin Brownlow, sin cuyo trabajo y dedicación en la restauración, no hubiera sido posible la reedición.
Sin más, os conmino a tratar de ver esta magnífica obra, ejemplo de la grandeza del arte de la imagen, que seguro maravillará a muchos al verla por primera vez y agradará a otros, al poder revisionarla.
Abel Gance.
Albert Dieudonné.
Vladimir Roudenko.
Antonin Artaud.
Cartel original de la película en 1927.
Cartel de la reedición.
El tráiler que se elaboró para la reedición.
Kevin Brownlow.
Francis Ford Coppola y su hermano Carmine.
Espero que os guste esta semblanza de una maravillosa película.