Os cuento:
Estaba comprando en el Día de mi barrio la comida semanal. Unos doritos, unas coca-colas, pizzas de casa tarradellas y comida pre-cocinada de "Bo de debò". Al pasar por caja veo que una ancianita de unos 75 años no puede poner la compra en su carrito, así que, desinteresadamente me ofrezco para ayudarla.
- Muchas gracias, hijo. Que Dios te lo pague - me dice la vieja - con muchos hijos.
+ No, no, señora. Esto no es gratis. Son 10 euros.
- Ay hijo, es que me he gastado la pensión en esta compra y no tengo más dinerito.
+ Pues va a tener que pagarme de alguna forma.
Entonces en este momento juro que ha empezado a sonar esta canción:
y la conversación sigue...
- Bueno, soy una ancianita mala... tendré que pagarte de alguna forma... (y se muerde su arrugado labio. Casi se le cae la dentadura).
+ Ven, anciana, que te voy a llevar el carrito a casa y ahí ya vemos cómo me pagas.
Y nada, me ha hecho una mamada. Le he dejado la boca llena de amor masculino.