Ya imagino que todos habreis leido sobre ellos. Pero por si alguien no lo posteo.
No se si ya estaria en FC o en el pito de Carmen de Mairena. Yo he echo Copy Paste de una noticia y a fregar.
No lo incorporo a +18 porque no hay imagenes explicitas ni nada. Un saludo.
Experimentos de presion:
Uno de los experimentos más crueles fue el protagonizado por el doctor Sigmund Rascher, un antiguo capitán médico de la Luftwaffe, la fuerza aérea nazi. Este médico obtuvo el permiso de Himmler, líder de las SS, para investigar sobre el comportamiento de los individuos en condiciones de alta o baja presión. Concretamente, pretendía averiguar cuál era la altura máxima a la que paracaidistas y pilotos de avión podían lanzarse al vacío sin sufrir daños. «Su laboratorio particular fue el campo de concentración de Dachau, al norte de Múnich», afirma Herradón.
Este doctor nazi llevó a cabo sus pruebas en 1942 ayudado por todo tipo de artilugios. «Utilizaba una cámara portátil capaz de simular la presión alcanzada en altitudes de hasta 20.000 m. y los efectos de las caídas a grandes alturas sin paracaídas ni oxígeno», añade el experto.
El nazismo puso a su disposición 200 reos con los que poder experimentar, de los cuales fallecieron 70. «En sus investigaciones, introducía a los prisioneros en la cámara, donde se sometía a los desdichados a bruscos cambios de presión que provocaban que algunos, por falta de oxígeno, entraran en convulsiones hasta morir», apunta el escritor.
De hecho, cuando fue juzgado por los aliados tras la guerra se dio a conocer uno de los experimentos más macabros que había llevado a cabo. «Se citó un informe en el que el propio Rascher señalaba tres pruebas sucesivas en un “judío de 37 años” al que obligó a “caer” desde una altura de 12 km. Tras la tercera caída, “entró en estado agónico”, muriendo poco después», finaliza Herradón, quien añade además que estas prácticas no sirvieron de nada a la Luftwaffe.
Sigmund Rascher revisa uno de sus crueles experimentos
Experimentos congelacion:
Además de las pruebas de altitud, Rascher también llevó a cabo multitud de experimentos para determinar la resistencia del cuerpo humano a la congelación y su capacidad para recuperarse de ella. De esta forma, pretendía averiguar las posibilidades de supervivencia que tenían los pilotos alemanes derribados en las gélidas aguas del Canal de la Mancha.
«Sumergía a los prisioneros de Dachau –la mayoría rusos-, en tanques que contenían agua helada durante tres horas o incluso más; en ocasiones obligaba a sus víctimas a permanecer tumbadas a la intemperie en pleno invierno, completamente desnudas, durante períodos de entre nueve y catorce horas, con temperaturas muchas veces bajo cero», destaca el periodista Óscar Herradón.
Tales eran los dolores, que los reos pedían ser asesinados
En estas pruebas la temperatura corporal de los prisioneros solía bajar hasta los 25 o 26 grados. Tales eran los dolores que padecían que, casi moribundos, solían pedir a los miembros de las SS que les custodiaban que se apiadaran de ellos matándoles de un disparo.
No obstante, este experimento no finalizaba aquí, ya que a los supervivientes se les aplicaban todo tipo de macabros remedios contra el frío. Así, a algunos se les introducía en el estómago agua en ebullición o se les pretendía reanimar con un tratamiento conocido como «calor animal». En este sistema, se situaba al prisionero entre dos mujeres desnudas para comprobar si, mediante la excitación sexual, podía recuperar su temperatura.
«Parece que tras tanto sufrimiento infligido a sus prisioneros, Rascher llegó a la conclusión de que el método más eficiente para la reanimación era la inmersión rápida en un baño de agua a 40º centígrados, algo que ya había sido demostrado a finales del siglo XIX. Sigmund sólo aportó cadáveres a la ciencia», finaliza el experto en su libro «La Orden Negra».
Un grupo de presos judíos miran tras las rejas de Auschwitz
Experimentos contra paludismo:
La siguiente prueba se realizó también en Dachau. «Klaus Schilling, de 73 años, profesor emérito de parasitología de la Facultad de Medicina de Berlín (…) realizó experimentos sobre el paludismo en prisioneros», determina el escritor y periodista Óscar Herradón.
Esta enfermedad, que causa vómitos y altas fiebres entre otros síntomas, fue en los años 30 y 40 un auténtico quebradero de cabeza para los soldados alemanes del Norte de África. De esta forma, y para evitar ver mermadas sus filas de forma drástica, se encargó la tarea de encontrar una cura a Schilling, al que le fueron concedidos centenares de prisioneros para experimentar.
«Entre 1942 y 1945 contagiaría de paludismo hasta a mil doscientos internos. El doctor colocaba unas cajas asidas a las manos de los prisioneros que contenían mosquitos infectados con la enfermedad –en ocasiones les inyectaba directamente glándulas de los insectos- hasta que, debido a las picaduras, la contraían», sentencia el periodista. Con su macabra práctica acabó con la vida de entre 400 y 500 prisioneros sin conseguir ninguna cura.
Tropas alemanas destinadas en África
Experimentos esterilizacion:
En contra de lo que pueda parecer, los nazis comenzaron con sus políticas destinadas a la limpieza racial varios años antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Concretamente, Hitler dio el pistoletazo de salida a las prácticas que pretendían mantener pura la raza al subir al poder.
Así, el «führer» decidió cortar el problema de la pureza racial de raíz. Para empezar, y con la intención de detener el aumento de toda aquella vida que pudiera considerarse impura para los nazis, ordenó la esterilización de cientos de miles de personas.
«Desde junio de 1933, todos aquellos individuos que padecían enfermedades congénitas mentales o físicas, así como aquellos con patologías hereditarias –ceguera, sordera y, para el régimen, incluso el alcoholismo-, “vidas indignas de ser vividas” eran candidatos para la esterilización, que se consideraba tanto una acción de compasión para los propios enfermos como para la comunidad en general», determina Herradón en su texto.
Concretamente, y según explica el periodista, se llegó a tratar con este peculiar método a un total de entre 300.000 y 400.000 personas. A su vez, y aunque en un principio no aparecían en la lista de las SS, finalmente también se terminó esterilizando a prostitutas, presidiarios o incluso a multitud de niños que vivían en orfanatos.
La cúpula nazi creadora de la ley de esterilización en un campo de concentración
Experimentos para realizar agua potable.
El siguiente de los experimentos fue llevado a cabo por el doctor de la Luftwaffe Wilhelm Beiglböck y su finalidad era conseguir convertir el agua salada en potable, algo que hubiera sido de gran ayuda para aviadores y paracaidistas alemanes en tierras enemigas. Sin embargo, la investigación se cobró el sufrimiento de 40 presos judíos sin dar ningún fruto.
«Se distribuyó a los prisioneros en cuatro grupos: a los integrantes del primero no se les permitió beber agua; los del segundo debieron ingerir agua de mar común; el tercero bebió agua de mar procesada por un método conocido como Berka –que disimulaba su sabor salado-; y los integrantes del cuarto ingirieron agua desalinizada a través de un procedimiento llamado Wofatit», explica el Óscar Herradón en su libro.
Las consecuencias del agua salada fueron nefastas en el organismo de los prisioneros que, según un testigo superviviente, lamían literalmente el agua de fregar del suelo con tal de poder hidratarse. Nuevamente, los doctores del nazismo fallaron, pues no hallaron forma de conseguir que el agua de mar pudiera ingerirse sin peligro.
Castracion Homosexual
Parece dificultoso imaginar pruebas más crueles que las ya explicadas, pero, sin embargo, existieron. Concretamente, y entre las más retorcidas, se situaron los múltiples experimentos llevados a cabo en prisioneros homosexuales con la intención de «extirparles» esta «enfermedad», como consideraban los seguidores de Hitler a esta orientación sexual.
En principio, las soluciones para acabar con la homosexualidad en los campos de concentración no fueron muy agresivas, pues consistieron básicamente en ofrecer recompensas a aquellas reclusas que consiguieran convertir en heterosexuales a los prisioneros seleccionados. Sin embargo, los nazis recurrieron pronto a crueles prácticas para conseguir su objetivo.
«Sería el profesor Carl Vaernet –líder de una unidad de asalto de las SS-, el encargado de realizar pruebas con reclusos en el campo de Buchenwald», explica el periodista y escritor Óscar Herradón. De esta forma, comenzaron las castraciones con la intención de eliminar el «impulso homosexual», como así era conocido.
No obstante, las mayores aberraciones se produjeron cuando Vaernet llegó al campo de concentración de Buchenwald. «Vaernet convenció a Himmler (…) de que podía curar la homosexualidad con una glándula creada por él mismo», sentencia Herradón. De esta manera, implantó su invento, el cual liberaba hormonas masculinas en el cuerpo humano, en la ingle de 15 presos. A pesar de todo, no consiguió sus objetivos y acabó con la vida de dos de los reos.
Himmler, obsesionado con acabar con la homosexualidad, visita Auschwitz
Gases Venenosos
Uno de los experimentos que más realizaron los nazis durante la II Guerra Mundial fue el de inyectar todo tipo de gases tóxicos a presos para conocer su efecto en el cuerpo humano. De entre los médicos que llevaron a cabo estas pruebas, el más sanguinario fue August Hirt.
«Hirt inoculaba con una aguja hipodérmica gas mostaza líquido en el antebrazo de los prisioneros escogidos. Unas 24 horas después sus brazos se cubrían de terribles llagas y perdían la visión. Completamente desnudos, se arrastraban por el suelo en medio de horribles dolores; finalmente, todos murieron», explica el periodista Óscar Herradón en «La Orden Negra».
August Hirt
Transplantes
Sin embargo, no hay duda de que los experimentos más crueles fueron realizados en el campo de concentración de mujeres de Ravensbrück. «Para la comprobación del efecto de determinados fármacos (…) y de métodos de tratamiento para las lesiones y enfermedades a las que estaban expuestos los soldados alemanes en el frente, se utilizaron mujeres (…) a las que se causaban terribles heridas intencionadamente que después eran tratadas según el caso», señala en su libro Óscar Herradón.
«Aquellas desdichadas eran jóvenes de no más de 20 años que acabarían siendo conocidas como “las conejillas de Ravensbrück”», destaca el experto, que añade que «se les realizaron trasplantes de órganos, nervios, e incluso huesos».
A su vez, los médicos nazis inyectaron todo tipo de enfermedades a las prisioneras simplemente para ver su reacción o los cambios que sufría su cuerpo hasta morir. «Algunos testigos afirmaron más tarde que (…) los gritos de las internas eran espantosos (…) y el olor debido a las infecciones insoportable», finaliza el periodista.
Trabajos forzosos en el campo de concentración de Ravensbrück
Última edición por Godlike; 14/04/2013 a las 23:40
La verdad es que entraba a poner éstoEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Joder, me lo he leído todo shur, merezco tus espetos. Que cruel fue el nazismo...que cantidad de vidas se perdieron y que poco valor tuvo la vida para estos monstruos.
Enviado desde mi Nexus 7 usando Tapatalk 2
coges y dices eso en cualquier comunidad judía en vez de aquíEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
PD: A ver si alguien puede seguir aportando información
No he dicho que lo apruebe, he dicho una verdad empírica.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Empezamos fuerte ehh JAJAJAJAAJAEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Podrías intentar poner alguna fotillo y algo, quedaria un hilo mazo currado... @GascaG0dlike
Hecho en falta las fotillos para ponerlo aqui: https://www.foroparalelo.com/general...-propios-2878/
Si no puedes conseguirlas, copia el enlace a ese hilo y lo pondré igual. Pero te agradecería que las pusieras (si las hay).
Vale, Gracias Shur!. Ya estan incorporadas.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
si tus abuelos hubieran muerto producto de ellos seguro que no se te ocurría soltar esa verdad empírica aunque lo fuese. no es mi caso, pero a veces decimos las cosas muy a la ligera.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.