El femimarxismo es, con diferencia, la ideología que más daño está haciendo en Occidente; por encima de la xenofilia o el culto anal.
El País:
Los datos provisionales que
el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado este jueves indican que
en 2016 hubo 11.906 nacimientos menos que el año anterior, una caída del 2,8%. Desde 2008, cuando nacieron 519.779 niños (el máximo en 30 años), los nacimientos se han reducido en un 21,4%.
Durante 2016 fallecieron en España 409.099 personas, lo que supuso un 3,2% menos que en el año anterior. Pese a este descenso en la mortalidad, el saldo vegetativo de la población sigue siendo negativo, como ocurre desde 2015. El último año nacieron 408.384 bebés, pero hubo 259 defunciones más que nacimientos.
Los nacimientos se han reducido nada más y nada menos que un 21,4% desde 2008, en el marco de la paranoia femimarxista y la ley Viogen.
El dato más importante es la edad media de las mujeres que deciden ser madres: 32 años.
Baja la tasa bruta de natalidad (nacimientos por cada mil habitantes) y se reduce también la población en edad de ser madre (en términos estadísticos, entre 15 y 49 años). En 2016 hubo 8,8 nacimientos por cada mil habitantes, dos décimas menos que en 2015. Las mujeres en edad de reproducirse se redujeron hasta los 10,6 millones, una tendencia que comenzó en 2009 porque, como explica el INE, ese rango de edades está formado por generaciones menos numerosas nacidas durante la crisis de natalidad de los 80 y primera mitad de los 90. Continúa también la tendencia por que las mujeres retrasan la edad media a la que deciden ser madres. Ahora esperan a los 32 años, una décima más que en 2015.
El femimarxismo es, en pocas palabras, un culto al aborto y una masculinización de la mujer; son mujeres intentando ser hombres.
El movimiento femimarxista -dirigido, financiado y promocionado por intereses judíos- ha despojado a la mujer de su rol familiar y la ha arrojado al mundo de los hombres en nombre de la libertad. En realidad esto equivaldría a raptar a una oveja del rebaño y, acto seguido, “liberarla” en medio del desierto. La oveja vaga entonces por un entorno incompatible con su constitución biológica, y reflexiona: “soy libre, pero soy infeliz, ¿por qué?”
Las mujeres están desperdiciando sus años de mayor fertilidad estudiando carreras que no necesitan; luego, dedicándose a trabajos que un hombre haría mejor (en la mayoría de los casos). Y no lo hacen por decisión propia: si les dieran a elegir, la mayoría de las mujeres preferiría dedicarse a la familia.
En nombre de la libertad, el Sistema ha conseguido forzar la entrada de las mujeres en el mundo laboral, después de reducir -gradualmente- el salario de los hombres. Antes, el sueldo medio de un hombre bastaba para mantener a una familia numerosa. Ahora, los más afortunados ganan lo justo para mantenerse a sí mismos. En este escenario, las mujeres se han visto obligadas a hacer trabajos de mierda por sueldos de mierda, y a retrasar aún más la maternidad.
La meta máxima del femimarxismo no es la protección o la “igualdad de derechos” de la mujer, sino la completa destrucción de la familia tradicional y nuestro genocidio. Los españoles no tenemos hijos porque no queramos: es la precariedad salarial, la explotación laboral de las mujeres, el precio inasequible de la vivienda, leyes Viogen, y un largo etcétera.
Lo más grave es que el Gobierno español no sólo permanece impasible frente a esta catástrofe nacional, sino que protege y fomenta activamente las causas de nuestra decadencia.
http://es.dailystormer.com/2017/06/2...os-historicos/