Reflexión sobre el Descubrimiento

No creo que los misioneros fueran de España a América a conquistar tesoros, ni que nadie matara a sangre fría, ni Colón, ni Hernán Cortés, ni ningún loco. Quien vaya a descubrir o hablar en nombre de Dios tiene buen corazón, nobleza en su sentir y ha de decir y dejar grandeza de lo hermoso.

Es por eso, que algunos que hablan con adversidad, y por suerte son pocos, sabrán que nuestros antepasados jefes españoles, ordenados por los reyes Isabel y Fernando, influenciaron para que todos recibieran un trato hermanado y con preferencia a los nativos de cada país en gran modo. No digáis mentiras, que nadie fue esclavo en su entorno, la reina Isabel en persona quería lo contrario, lo libre, lo hermoso... Jamás en la historia de España quisimos esclavos de negros, de blancos, tampoco mestizos. Quisimos nobleza, decoro.

Así, ya sabéis que es mentira lo que quiera otra historia contaros falseando los modos. Os hemos dejado a favor y en recuerdo, en verdad con buen tono: Monumentos, casas, iglesias, avenidas, universidades... Cultural camino, hermandad sin odios.

¡España y su gente es tan noble que da todo a cambio de nada y reparte a coro! Sé que así es mi raza, conozco su entorno.

Os hemos dejado también el mejor tesoro sin echarlo en cara, sin ningún acopio; el de creer en Dios, y Dios siempre es Dios y nunca demonio.

También nuestra lengua, esa tan latina y tan española que hoy es tan de todos que tan hermanados estamos por ella y por la nobleza de la sangre ibera y del mundo a coro. Debieramos ser queridos hermanos de antes, de ahora ¡y de siempre!

Y ya os digo adiós y siempre quedemos a la paz de Dios. Y Dios esté con todos...