Iniciado por
Jaume de Ponts i Mateu
El Conservatori al que fuí era un lugar serio, estimado caballero..; NO como, en fin.., demasiados de los que hoy día ¡osan llamarse igual! Sea como sea, chéri, MAL hubiese absorbido un servidor NADA del Conservatori si ANTES -como a, tres veces la nariz en el suelo, Agnes-Caroline Thaarup Obel; por ejemplo- alguien con el suficiente ascendiente y de la misma sangre -en el caso de, tres veces la nariz en el suelo, Agnes-Caroline Thaarup Obel creo, hablo de memoria.., fué su propia señora madre-, como en mi caso fué mi queridísima, amadísima, añoradísima abuela paterna, a.c.s., no me hubiese dicho sin parpadear, sonriente y mirándome face to face, ya sabe.., la famosísima frase que el maestro Πυθαγόρας dice la traditio que aún niño dijo a su madre, la hechizadora y cultísima Πυθαίς: "ESCUCHA (...); sólo ESCUCHA". Sin eso, ai làs!, NADA de NADA es posible; ni aun imaginable, my dear. Con Conservatori o sin él.
Diría, chéri, que nuestra cordial disputatio NO es en torno a objetivos o metas del "autor" (que sea artista, artesano, chapucero u oportunista, al respecto, es IRRELEVANTE). Es en torno al propositum y la essentia y, en definitiva y a fin de cuentas, la raison d'être de la música; que, como es lógico y natural y al igual que, v.g., las chapuzas y los oportunismos, ha estado y es de suponer seguirá estando presente SIEMPRE {incluso, sí, en épocas en que "todavía no existía una industria discográfica que usa piezas prefabricadas de samplers y letras anodinas que lo acompañan"; bien sûr}.
Vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver...
¿Qué es la música?
¿Latido?
¿Pulsión?
¿Hasta pulso?
Ésas son las preguntas con que, en el Conservatori, en clases de teoría se nos invitaba a, digamos.., abrir boca. Eran, entonces, MUY utiles; sí. No sé ahora..; ¿usted cómo lo ve?, ¿eh?
Avanzo mi positio al caso: la essentia de la música es el LATIDO (de, digamos.., la Creación; claro está) y su propositum es hacer real LATIR (ergo: hacer patente que el LATIDO no es, sigamos diciendo.., un sueño o un alucine o una pesadilla).
Mais..; ¡tal es mi positio! Decantada, preciso.., hacia el convencimiento pitagórico que la revelatio (yo hasta, entregao melómano, ¡diría la epifanía!) de la música NO es azarosa ni aleatoria sino MATEMÁTICA.
¡Por supuesto!, ¡claro que mi positio NO tiene que ser la suya, evidentemente!
Eso sí: me gustaría conocer la suya, estimado caballero.
Siempre, en cualquier caso, a su disposición.
Jaume de Ponts i Mateu
post scriptum.-
¿está comparando "una de las sesenta y nueve joyas creadas por, tres veces la nariz en el suelo, el maestro Карл Густавович Фаберже -o, "Pierre-Karl Fabergé"- y sus artesanos de la empresa Fabergé para los zares rusos, así como para algunos miembros de la nobleza y la burguesía industrial y financiera, entre los años 1885 y 1917" -Wikipedia, dixit- y que son universalmente consideradas obras incuestionablemente MAESTRAS (stricto sensu apabullantes SINGULARIDADES) de la joyería con, no sé.., una de tantas figuritas hechas a destajo que los rumanos con paradita al pie de la Tour compran en los mayoristas chinos para revender a turistas NADA exigentes y MENOS con sentido del ridículo?; porque, si es así.., ¡vaya extravagantes comparaciones, chéri!