Otros Bach me salvó la vida

Es un hecho irrefutable que la música me ha salvado la vida de una forma literal. Cuando tenía seis años me utilizaron, me follaron y me violaron, una y otra vez durante años y años. ¿Queréis saber cómo arrebatarle a un niño todo lo que le hace ser un niño? Folláoslo. Folláoslo de forma continuada, pegadle y metedle cosas en el interior del cuerpo.

El sentido de difundir esas palabras pegajosas y tóxicas es el siguiente: ese primer incidente, ocurrido en el cuarto sin ventanas y cerrado del gimnasio, me cambio de forma irreversible y permanente; a partir de ese momento la mayor -y más verdadera- parte de mí pasó a ser asquerosa, objetivamente distinta. Los abusos sexuales duraron casi cinco años, cuando me fui de ese colegio me había transformado; no sentía nada, ni se me pasaba por la cabeza que existíera la bondad, me habían reseteado de fábrica para albergar una serie de configuraciones jodidas y era un psicópata en miniatura con todas las letras.

Pero sucedió algo me produjo una conmoción en medio de todo aquello, y que estoy convencido que me salvó la vida: la música. Concretamente la música clásica, más concretamente Sebastian Bach. En la casa de mi infancia había una casette, y en esa cinta una grabación en vivo de esta pieza -Chacona, versión de piano trancsrita por Busoni-, escuché la cinta en mi viejo y destartalado Sony y en un abrir y cerrar de ojos volví a evadirme, esta vez no me alejé del dolor físico, de lo que me estaba pasando, sino que llegué al interior de mí mismo, no supe qué coño estaba pasando pero fui incapaz de moverme. La música tocó algo dentro. Yo tenía algo destrozado en mí, pero esto lo arreglo, sin esfuerzos y al instante. Y supe que era aquello en lo que iba a consistir mi vida, la mía iba a ser una vida dedicada a la música y al piano, lo supe sin cuestionármelo, feliz, sin el dudoso lujo de poder elegir.

+

Buena historia