Sujeto – adjetivo – verbo
Alfabeto – alfabético – alfabetizar
Arquitectura – arquitectónico – arquitectar
Arqueología – arqueológico – arqueologar
Biografía – biográfico – biografiar
Biología – biológico – biologar
Demografía – demográfico – demografiar
Filosofía – filosófico – filosofar
Fotografía – fotográfico – fotografiar
Historia – histórico – historiar
Ingeniería – ingenioso – ingeniar
Lingüística – lingüístico – lingüisticar
Número – numérico – numerar
Órgano – orgánico – organar
Ortografía – otrográfico – otrografiar
Política – político – politicar
Psicoanálisis – psicoanalítico – psicoanalizar
Psicología – psicológico – psicologar
Semática – semántico – semanticar
Ésta categoría surje al despejar un verbo, el verbo relacionado con el ente político. Cuando una categoría de la realidad se llama sujeto, es porque ese sujeto está encerrando una acción en sí mismo: ya sea la misma existencia, se da en un ser-en-el-tiempo y por tanto es un verbo, un movimiento, que resume su existencia en forma de sustantivo.
El verbo politicar hace referencia a la acción política: pero seguimos anclados en un lenguaje politizado que renuncia a conjugar el propio verbo politicar.
Renunciando a este paradigma, apreciamos cómo otras categorías del lenguaje se desenvuelven. Y explicamos connotaciones en base a sus verbos: una ingeniería es socialmente bien aceptada no solamente por la alta capacidad técnica y práctica que requiere, sino porque hace alusión al propio ingenio de quien la posee. La biología y la psicología obedecen a la lógica, establecen categorías para analizar mediante su uso de la lógica sus respectivos “bio” y “psique” (igual que la arqueología se debe a su “arqueos”).
Pero además, el verbo psicologar es semejante al verbo biologar: implica ordenar, implica categorizar. Es un verbo que denota frialdad a la hora de establecer una relación sentimental y se ve siempre subordinada a una relación racional, en base a los estudios. Desconozco las connotaciones para mis homólogos o otros hablantes de otras lenguas, pero esa es la connotación que yo le doy.
Bien llegados a éste punto, explicaré algo: el señor Noam Chomsky, al establecer una disrupción entre la psicología conductual y la cognitiva, se asentó en una serie de premisas; y entre ellas, una ha sido objeto de mi fascinación: el órgano lingüístico opera independientemente de símbolos númericos o alfabéticos. Es decir: lo que provoca que no estén inmersos en una sopa lingüística en nuestro habla es nuestra costumbre, nuestra historia, el proceso de desarrollo que nos trajo aquí.
Pero de ello se infieren más cosas. Es absurdo ponerme a hablar de ello en un apunte, pues es muy extenso, pero en resumidas cuentas podría apuntarse como que las capacidades lingüísticas son innatas a ambas definiciones, y que cualquier frase es numerable, y cualquier ecuación es alfabetable. Es una relación bilateral que llevo un tiempo explotando, y que ejemplificaré ahora mismo.
Busquemos qué columna es +1 y qué columna es -1.
Al enunciar que las columnas tienen valores, estamos diciendo algo más que el mero hecho de que vamos a numerarlas, ¡estamos diciendo que son filosofables!
La filosofía nace junto a la explotación lingüística de nuestro idioma. Al seguir explotándolo, seguimos filosofando: quizás existan cientos de ramas técnicas específicas entre sí, pero con restrospectiva todas vuelven a la filosofía, porque todas nacen de un plano lingüístico que hizo que el hombre desarrollase su idioma y pudiese poner en orden todas esas categorías de la realidad.
Es un cuerpo y mente donde la mente es el idioma y el cuerpo su aplicación práctica.
¿Qué columna es +1 y cual -1?
Adjetivo= +1
Sustantivo= -1
Verbo= X
Estamos despejando los verbos: estamos criticando el sustantivo aportándole un valor positivo a un ente que nació de él, como es el adjetivo. Estamos estableciendo que el verbo es la categoría que se despeja, pero en la mayoría de sus interrelaciones simples, el negativo tiene primacía en los resultados de las operaciones, y por tanto podemos decir: el sustantivo está creando al verbo.
Adjetivo= -1
Sustantivo= +1
Verbo= X
El adjetivo tiene un valor negativo frente al sustantivo que tiene un valor positivo: es el protón que tiene un electrón orbitándolo mientras en su seno existen neutrones que ni vienen ni van, pero que existen. Es el hombre conjugando su existencia, averiguando cómo es el verbo. Es el homo sapiens tras catalogar todo a su alrededor y darse cuenta de que no solamente existían los sujetos sino los predicados, y operando con los adjetivos para obtenerlo.
Soy yo al ver la palabra “político” y no saber cuál es su verbo.
Adjetivo= X
Sustantivo= -1
Verbo= +1
Vamos a despejar al adjetivo, el ente que complementa nuestro idioma, asignándole al verbo un valor positivo y al sustantivo un valor negativo. Recordemos que la primacía en las operaciones es la del símbolo negativo. Y por lo tanto el sustantivo acaba pasando su identidad, con la venia del verbo que es quien sirve de catalizador para que se haya conjugado, al adjetivo.
Pero el sustantivo es negativo: el sustantivo es negativo, es nihilista, es existencialista, es desgarrado, y por tanto forma al adjetivo de dicha forma.
Adjetivo= X
Sustantivo= +1
Verbo= -1
Ahora le toca al verbo ser el electrón y al sustantivo ser el protón: les toca interrelacionarse para crear un adjetivo que en la mayoría de sus casos tendrá como motor principal el movimiento del verbo en lugar de la existencia del sustantivo.
Adjetivo= +1
Sustantivo= X
Verbo= -1
Toca despejar el ente que encierra el verbo y que originó el adjetivo: en este caso, en base a que el adjetivo es positivo y el verbo es negativo. El adjetivo es una prolongación positiva en la creación y en la finalización del ente sustantivado, y el verbo, la acción, es algo negativo.
Adjetivo= -1
Sustantivo= X
Verbo= +1
Y en este último panorama, es el verbo el que es el ente positivo, es el verbo el que junto con el sustantivo (neutrón) se encuentra en el centro del electrón informativo, frente al adjetivo que es quien resulta el ente crítico, negativo.
¿Y para qué sirve ésto? Pues para filosofar. Filosofar sobre la vida, que encuentra en el lenguaje su música, y que existen diferentes tipos de tonalidades y de emisoras que captar.