Historia Un escocés y el sistema bancario francés

Europa, mediados del XVII. Francia deslumbra a toda Europa con el apogeo del reinado de Luis XIV, "Le Roi Soleil". Los ingresos de la corona se triplican gracias a una gestión más que sobresaliente de la tesorería real. (Aún faltaba casi un siglo para que llegara María Antonieta a dilapidar las arcas del Estado con excesos y pasteles). El resto de países comenzaron a copiar el modelo francés en todos sus aspectos mientras que las colonias galas en el extranjero se multiplicaban. Se completa el traslado de la Corte a Versalles que apuntala el poder absoluto del monarca. En definitiva, Francia era el ideal de Estado de la época.

Mientras todo esto ocurría, a más de 1.000 kilómetros nacía en 1.671 en Edimburgo, John Law. Hijo de un orfebre, los que se establecerían como los primeros banqueros al tener cajas fuertes en sus casas guardando monedas y otros objetos de valor. A los 17 años heredó la fortuna de su padre. Tras unos cuantos líos causados por el juego, las faldas y los duelos de caballeros tuvo que escapar a Ámsterdam para evitar la cárcel donde estudió banca.
Law tenía un don natural para el cálculo mental y digamos que la economía era su salsa. Viajó por toda Europa presentando sus teorías económicas sin mucho éxito. Fue un idealista en pleno siglo de las luces que intentó luchar contra la pobreza europea que existía en la época influido por los mejores teóricos de su tiempo.

Fue en Ámsterdam donde John Law aprendió un sistema comercial muy avanzado. Tenían los holandeses un banco central, uno de los mayores puertos del mundo y una empresa comercial que tomará especial relevancia en las aventuras futuras del escocés: La Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (Vereenigde Oostindische Compagnie). La VOC además de ser la primera multinacional del mundo también fue la primera en publicar sus ganancias. Además de ser tan pionera se le permitía declarar la guerra, establecer colonias, acuñar moneda y negociar tratados.
Además de la VOC existía el Banco de Ámsterdam, el otro pilar de la economía holandesa que hizo algunas cosas como controlar las fluctuaciones de monedas extranjeras dando dinero bancario y certificados de crédito para retirar ciertas cantidades de dinero o lingotes lo que obligaba a todos los comerciantes a tener una cuenta en el banco. Esto aumentó el número de dinero en papel en circulación haciendo que a veces tuviera más valor este mismo papel que las propias monedas debido a la fiabilidad de estos certificados y del Banco de Ámsterdam.

Banco de Ámsterdam. Siglo XVII.

John Law llega a Francia en 1.715, mismo año que muere Luis XIV, ofreciendo sus servicios como economista y con la idea de aplicar sus ideas basadas en el sistema comercial holandés.
En aquel momento Luis XV, el nuevo rey, tenía solamente 5 años y el país estaba en quiebra teniendo que ser gestionado por el duque de Orleans. La deuda francesa era enorme y una reducción del comercio hizo que la economía se estancara totalmente. Debido a esto, se aceptaron llevar a cabo las ideas de Law:
Se creó en 1.716 un nuevo banco, el Banco General Privado que pasaría a ser el Banco Real al que se le autorizó imprimir papel moneda y un año más tarde se estabeció la Compañía del Mississippi de la que John Law fue nombrado Director General. Realizó una campaña publicitaria exagerando las riquezas de Louisiana lo cual llevó a una alta especulación de las acciones de la empresa. El plan era que las perspectivas de riqueza en Louisiana atrajeran mayores capitales hacia la empresa y así poder realizar las inversiones necesarias. La popularidad de las acciones de la compañía fue tal que provocó la necesidad de emitir más billetes de papel del banco. La compañía fue absorbiendo otras compañías coloniales francesas creando una única. Esta compañía y el Banco Real se fusionaron unificando la banca y la empresa al Estado y nombrando a John Law Ministro de Finanzas. Obtuvo amplios poderes para controlar la economía nacional, que operaba en gran medida por medio de decretos del rey. Durante su gestión Law trató de dividir las grandes tenencias de tierra para beneficiar a los campesinos, abolió gran cantidad de impuestos y peajes, fomentó la construcción de nuevas carreteras, logró poner en marcha nuevas industrias ofreciendo préstamos a bajo interés y buscó a toda costa reactivar el comercio exterior francés.

En 1720, tras haber reactivado la economía francesa y haber generado grandes ingresos para la Corona gracias a las acciones de la compañía, el Duque de Orleans prohibió tener en casa más de cierta cantidad de dinero en oro y joyas tras haber cobrado unos cuantos accionistas sus dividendos en oro. Con esta orden entonces, quedaba claro que de verdad lo valioso era el oro por lo que el imperio de Law se desmoronó. Intentó paliar la situación haciendo que todos los mendigos de París desfilaran con picos haciendo creer que iban a por más oro a Louisiana. Y funcionó, al menos durante un tiempo. Ya que mientras, Law siguió imprimiendo billetes llegando casi a la cantidad equivalente al PIB francés de la época (unos 3 millones de euros). Los inversores se dirigieron al Banque Royale a reclamar el reintegro de las acciones que nunca llegó a darse, lo que provocó revueltas haciendo que John Law tuviera que escapar del país hasta que murió casi nueve años después de neumonía.

Su sistema frustrado debido a la opulencia de la nobleza de la época que despilfarraba sin criterio y ello obligaba a imprimir más papel moneda fue el principal causante de lo que ocurrió. Por ejemplo, el regente, el duque de Orleans se compró el mayor diamante de la época, una gema de 140 quilates que aún se expone en el museo del Louvre y que se le denomina 'Le Régent'; testigo del despilfarro de la época.
Todo ello provocó casi un siglo de estancamiento financiero en Francia que fue uno de los principales gérmenes que desató la Revolución 70 años más tarde.

Conclusión: John Law, ¿genio o estafador?