He descubierto mi tendencia a conversar de temas obscenos, tratándolos con humor. Como dejando soslayar que participo en terribles orgías sexuales. Debe ser una manera de encubrir mi forzosa o forzada castidad, o lo que fuere. O también, para demostrar que soy absolutamente heterosexual, dado que mi vestimenta bohemia y mi voz ronca pueden hacer pensar en la homosexualidad. Lo cierto es que hablo como una devoradora de hombres. Moi! La pauvre petite.
No conoceré el miedo
el miedo es un verdugo mental
el miedo es la pequeña muerte que lleva a la destrucción total
afrontaré mi miedo
dejaré que pase sobre mi y a traves de mi
y escrutaré su camino con mi ojo interior
Cuando haya pasado no quedará nada
solo estaré yo
Letania Benne Gesserit (Dune)
"...todos los hechos que pueden ocurrirle a un hombre, desde el instante de su nacimiento hasta el de su muerte, han sido prefijados por él. Así, toda negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, toda humillación una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio."
J.L. Borges, Deutsches Requiem, el Aleph.
Je t'aime, c'est tout... Muy bonito. Nos traes más? MerciEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Pienso en ti cuando
brilla el sol fecundo
sobre el inmenso
mar;
cuando la dulce luna en
las fontanas
su luz va a
reflejar;
te veo al elevarse el
blanco polvo
de la remota
senda;
cuando de noche agita el
caminante
la angosta
pasarela;
oigo tu acento cuando
rumorosas
las olas se
levantan;
voy a escucharte en los
sombríos bosques
en cuanto todo
calla.
Siempre a tu lado...
Aun cuando te halles
lejos
me encuentro
junto a ti...
Se hunde el sol y a surgir
van las estrellas...
-¿Por qué no
estás aquí?...
Goethe
Con ella aprendió Florentino Ariza lo que ya había padecido muchas veces sin saberlo: que se puede estar enamorado de varias personas a la vez, y de todas con el mismo dolor, sin traicionar a ninguna. Solitario entre la muchedumbre del muelle, se había dicho con un golpe de rabia: “El corazón tiene más cuartos que un hotel de putas”. Estaba bañado en lágrimas por el dolor de los adioses.
Gabriel Garcia Marquez , "Amar en los tiempos del cólera".
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.
Cien Años de Soledad de Gabriel García Marquez.
En un hondo letargo de desierto
duerme el pueblo español altivo y rudo:
para las lides del Progreso muerto,
la vida acepta con desprecio mudo.
Soñar con el pasado le divierte
y con la gloria que alcanzara un día:
es su sueño el que acaba con la muerte
y su paz la que sigue a la agonía.
En un silencio de desierto, España
toda labor fructífera desdeña,
del sol en la alba claridad se baña,
y siempre altiva e indolente, sueña.
Sueña a la falda de desnudos montes
bajo laureles, junto a exhaustos ríos,
mientras borra sus torvos horizontes
el tórrido vapor de los estíos.
No turban la vejez de sus solares
que se derrumban al trepar la hiedra,
ni consiente clamores populares
ni el humo fértil del carbón de piedra.
Hombre del porvenir, vano es tu empeño
de despertar la España legendaria
que, refugiada en la región del sueño,
aún tiene para ayer una plegaria.
No despiertes, España, del profundo
sopor de las pretéritas edades
aunque el cimiento a conmover del mundo
sientas venir tremendas tempestades.
Duerme, duerme, país maravilloso,
bajo el azul intenso de tu cielo,
que es tu atávico sueño más hermoso
que de otras razas el febril anhelo.
East 52nd Street
Para hablar no te quiero. Tengo amigos
para tratar de cosas que me inquietan
y ahondar en las ideas que me importan.
Y no nos condiciona nunca el sexo.
Nos lo pasamos bien. Y «Adiós». Y «Hasta otra».
Contigo es diferente. Lo que cuentas
no me interesa nada en absoluto.
Y he de escuchar, no obstante, atentamente
y ocultar mi fastidio a tus palabras.
Porque sino te niegas a mi amor.
Y cuando a mí se ciñe tu figura
grácil y delicada voy perdido.
Pues al sentir tu cuerpo a mí abrazado
nada tiene interés que tú no seas.
Y yo ya no soy mío, sino tuyo.
Y así debo evitar en nuestra charla
lo trascendente; reír tus tontas gracias,
acusarme de estar equivocado...
Entonces sí que accedes a mi amor.
De no mediar el sexo y ser tan bella
te hallara aborrecible y despreciable.
O serías perfecta si no hablaras.
José María Fonollosa (Ciudad del hombre, New York)
Greenwich Avenue
Estoy muy satisfecho de mí mismo.
Yo era un ser seco, huraño y solitario
que envidiaba a los otros su alegría.
Pero rectifiqué. Me costó mucho
adquirir compañía y cara alegre.
Y así he gustado aquellos dulces bienes
que envidiaba a los otros: amistad,
mujer, hijos y el éxito en los negocios.
Uno llega a obtener lo que desea
si de veras se esfuerza en conseguirlo.
La insistencia es la clave del acierto.
La piedra que se encima persistente
sobre sus compañeras de sendero,
logrará que tropiece alguien en ella.
Estoy muy satisfecho de mí mismo
pues sé rectificar. Y comprobado
que amigos, mujer, hijos y negocios
siempre me molestaban y agobiaban,
los dejé sin aviso y sin reparos.
Y he vuelto con alivio a mi yo joven,
a mi ser seco, huraño y solitario.
Y estoy muy satisfecho de mí mismo.
José María Fonollosa (Ciudad del hombre, New York)
West 33rd Street
La pareja perfecta es uno solo
haciéndose el amor. Ninguna chica
conoce el cuerpo mío cual yo mismo
y, por tanto, es más sabia mi destreza.
Qué suave recorrido placentero
por las zonas sensibles de mi físico.
Qué mano que no es mía ni es ajena
sino que es tacto, roce, soplo angélico.
Qué en su justo momento el adentrarme
en la medida exacta de mis límites.
Anchura o estrechez, cuanto me plazca,
consigo en el instante apetecido.
Qué variación inmensa obtengo estando
conmigo mismo, amando incluso a aquellas
que niéganme el contacto. A todas cuantas
me venga en gana entonces disfrutarlas.
La pareja perfecta es uno a solas
haciéndose el amor. En ambos sexos.
Resulta incomprensible esa obsesión
que nos lleva al amor en compañía.
José María Fonollosa (Ciudad del hombre, New York)
Jaime Sabines. CANONICEMOS A LAS PUTAS
Das el placer, oh puta redentora del mundo, y nada pides a cambio sino unas monedas miserables. No exiges ser amada, respetada, atendida, ni imitas a las esposas con los lloriqueos, las reconvenciones y los celos. No obligas a nadie a la despedida ni a la reconciliación; no chupas la sangre ni el tiempo; eres limpia de culpa; recibes en tu seno a los pecadores, escuchas las palabras y los sueños, sonríes y besas. Eres paciente, experta, atribulada, sabia, sin rencor.
No engañas a nadie, eres honesta, íntegra, perfecta; anticipas tu precio, te enseñas; no discriminas a los viejos, a los criminales, a los tontos, a los de otro color; soportas las agresiones del orgullo, las asechanzas de los enfermos; alivias a los impotentes, estimulas a los tímidos, complaces a los hartos, encuentras la fórmula de los desencantados. Eres la confidente del borracho, el refugio del perseguido, el lecho del que no tiene reposo.
Has educado tu boca y tus manos, tus músculos y tu piel, tus vísceras y tu alma. Sabes vestir y desvestirte, acostarte, moverte. Eres precisa en el ritmo, exacta en el gemido, dócil a las maneras del amor.
Eres la libertad y el equilibrio; no sujetas ni detienes a nadie; no sometes a los recuerdos ni a la espera. Eres pura presencia, fluidez, perpetuidad.
En el lugar que oficias a la verdad y a la belleza de la vida, ya sea el burdel elegante, la casa discreta o el camastro de la pobreza, eres lo mismo que una lámpara y un vaso de agua y un pan.
Oh puta amiga, amada, recodo de este día de siempre, te reconozco, te canonizo a un lado de los hipócritas y los perversos, te doy todo mi dinero, te corono con hojas de yerba y me dispongo a aprender de ti,… todo el tiempo…
"sobrevivirás porque te expondrás: te expondrás al riesgo de la libertad: vencerás el riesgo y, sin enemigos, te convertirás en tu propio enemigo para continuar la batalla del orgullo: vencidos todos, solo te faltará vencerte a ti mismo: tu enemigo saldrá del espejo a librar la última batalla [...]"
La muerte de Artemio Cruz
Ella era de los que no encontraría agua en el río.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
De que libro es eso?El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Mi padrastro se lo dijo a mi madre en segunda persona del presente simple mientras buscaba unas llaves y lo he adornado para que sonara literario y poético.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
WTFEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Yo quisiera salvar esa distancia
ese abismo fatal que nos divide,
y embriagarme de amor con la fragancia
mística y pura que tu ser despide.
Yo quisiera ser uno de los lazos
con que decoras tus radiantes sienes;
yo quisiera en el cielo de tus brazos
beber la gloria que en los labios tienes.
Yo quisiera ser agua y que en mis olas,
que en mis olas vinieras a bañarte,
para poder, como lo sueño a solas,
¡a un mismo tiempo por doquier besarte!
Yo quisiera ser lino y en tu lecho,
allá en la sombra, con ardor cubrirte,
temblar con los temblores de tu pecho
¡y morir de placer al comprimirte!
¡Oh, yo quisiera mucho más! ¡Quisiera
llevarte en mí como la nube al fuego,
mas no como la nube en su carrera
para estallar y separarse luego!
Yo quisiera en mí mismo confundirte,
confundirte en mí mismo y entrañarte;
yo quisiera en perfume convertirte,
¡convertirte en perfume y aspirarte!
¡Aspirarte en un soplo como esencia,
y unir a mis latidos tus latidos,
y unir a mi existencia tu existencia,
y unir a mis sentidos tus sentidos!
¡Aspirarte en un soplo del ambiente,
y así verte sobre mi vida en calma,
toda la llama de tu pecho ardiente
y todo el éter del azul de tu alma!
Aspirarte, mujer... De ti llamarme,
y en ciego, y sordo, y mudo constituirme,
y en ciego, y sordo, y mudo consagrarme
al deleite supremo de sentirte
¡y a la dicha suprema de adorarte!
“Cerrar los ojos no va a cambiar nada. Nada va a desaparecer simplemente por no ver lo que está pasando. De hecho, las cosas serán aún peor la próxima vez que los abras. Sólo un cobarde cierra los ojos. Cerrar los ojos y taparse los oidos no va a hacer que el tiempo se detenga."
Kafka en la orilla - Murakami
“Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás cómo has logrado cruzarla con vida. ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella”
Kafka en la orilla - Murakami