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Gustavo Adolfo Bécquer
Mi vida.
Estoy exhausto.
He intentado superar este ahogo durante años. Es inútil. Superior a mis fuerzas. Ni puedo ni quiero ganar. Solo quiero parar y decir todas las cosas que rehuyen el lenguaje y gangrenan mi interior.
Tú me has dado el ser y la nada, todo a la vez, no te amé por tus presentes, pero tampoco te maldije por tu condena, por eso, no esperes que hoy mi garganta gaste un sorbo de aire para gritar una vez más.
Solo desearía enmudecer.
Dejar de mirar tu cara para jugar una lotería amañada y pedir un beso tuyo, un beso imposible.
Contemplar tu imagen perfecta de mujer y la de las estrellas en tus ojos con el último adarme de brillo que emitan los míos exánimes.
Caminar a paso corto, periódico, desapasionado y recibir tus golpes hasta que mi corazón falle, mi cabeza se pose sobre las rodillas y mi cuerpo caiga, ya libre, en un frío lecho de piedra y polvo.
Levantar mi puño contra ti y marcar su piel con el filo cortante de tu alma.
Huir a un sitio cómodo, cerrar los ojos y descansar al fin.
Retales
Tus ojos vidriosos están llenos de recuerdos,
recuerdos que combinas y mezclas
como ingredientes del guiso de tu vida.
Siempre fuiste buena cocinera.
La vida te enseñó a echar
sal, azúcar, pimienta o pimentón
en función de lo que fuera necesario.
Los nombres del pasado
están cada vez más presentes,
y los de tus yernos se entremezclan
cuando abrazas a alguno de tus bisnietos.
El tiempo pasa,
pero se detuvo en un instante,
y ya no recuerdas cómo dar cuerda al reloj
de tu memoria.
Tejes sin parar lo que por la noche destejes,
como Penélope.
Con una aguja de ganchillo o dos de tejer,
los paños siguen saliendo de tus manos
torcidas por el tiempo y la enfermedad.
Abrazas a varias generaciones.
Tus abuelos, tus padres, tus hermanos, tu marido
siguen presentes cuando recuerdas
a tus hijas, tus nietos, tus bisnietos.
Muchos rostros en un momento
emborronan el silencio.
Confusa, vuelves a tus tejidos,
a tus cuentas perdidas,
a los recuerdos olvidados.
Si en algún momento la vida amargó
ya no lo recuerdas.
La bruma cubre tu vida
de dulces sonrisas y caricias perdidas.
Siempre decías que el mejor truco
para encontrar algo, es dejar de buscarlo.
Encontraste la paz cuando dejaste de buscar
en el confuso pasado.
Pasan los días, sonríes.
No se te olvidó silbar la risa.
Tejes el día, duermes la noche.
Esperas cobijada por tus hijas.
Los recuerdos se diluyen en tu mirada acuosa.
Contar la vida para que permanezca en la memoria.
Contar y mezclar la vida.
Retazos del pasado que conforma una manta
hecha de retales no coordinados entre sí.
[Publicado en mujerpalabra.net en la primavera del 2010]
Aún hay aún, ¡ay, aún!, ¡ay, aún!
Los cobardes se encierran a esperar el final, lamen sus heridas mientras otros andan sin sanar. Las rodillas me tiemblan pero no puedo parar, quiero que mis hijos tengan un nombre que dé orgullo mostrar.
El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Más allá de esta negra marisma,El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
más allá del río,
en estas extensiones desoladas,
lugares de llantos y dolor.
El destino cruel esconde y
retiene tu bien más querido.
Ahora necesitas coraje y
hermoso canto.
Arar el campo de sol a sol, así es como se gana.