Lectura La invasión sin paralelo-Jack London

  1. #1
    .orbmeim :olelaraporoF Avatar de Marco Frei
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    La invasión sin paralelo-Jack London

    Escrito el año 1910 este libro de Jack London, obra maestra del repertorio del autor de Colmillo blanco, emulando a Julio Verne, predice la aparición de las armas bacteriológicas y de una posible guerra con tan letal armamento. Es de esos libros que no puedes parar de leer, que absorben absolutamente y con los que te mantienes fascinado por la hipnotizante descripción. Personalmente, lo más llamativo me parece la comparación de la cultura asiática (en concreto las de Japón y China) con la Occidental. He aquí un extracto del momento en el que se produce la invasión:

    Fue en la época de la Gran Tregua. Todos los países se comprometieron solemnemente a no entrar en guerra los unos contra los otros.

    Todas las vías férreas que penetraban en Asia fueron atestadas de trenes militares. Un poco más tarde se destacó un gran movimiento por el mar. Las flotas se seguían las unas a las otras y se dirigían todas hacia las costas chinas. Las naciones rastrearon sus astilleros y enviaron sus falúas de aduanas, sus aviones, sus barcos de abastecimiento, sus antiguos cruceros y acorazados y todas las armas modernas de que disponían. No teniendo bastante con esto, enrolaron a la marina mercante.

    Después de aquellos enormes preparativos, la invasión no se producía.

    Todo seguía tranquilo a lo largo de la frontera siberiana. En las costas de las ciudades y los pueblos no eran tan siquiera bombardeados. No se había producido jamás en la historia del mundo una concentración tan poderosa de flotas de guerra. Se encontraban allí reunidas, de día y de noche, millones de toneladas de barcos de guerra que surcaban las aguas. Y sin embargo nada estallaba, no se daban tentativas.

    El 1 de mayo del año 1976, si el lector se hubiera hallado en la ciudad imperial de Pekín, poblada entonces de 11
    millones de almas, habría visto las calles llenas de población charlando animadamente, las melenas echadas hacia atrás, los ojos oblicuos mirando al cielo. Y, muy alto en el cielo, habría percibido un punto minúsculo cuyas evoluciones regulares le habrían hecho saber que se trataba de un aeroplano que giraba en todos los sentidos por encima de la ciudad, y de donde llovían extraños proyectiles inofensivos, unos frágiles tubos de cristal que se rompían en mil pedazos en las calles y sobre los tejados. Nada de particular ocurría con aquellos tubos de cristal. A decir verdad, tres chinos murieron por aquellos tubos caídos desde tal altura, pero qué importancia tenía su muerte en un país donde cada año nacían 20 millones más de los que morían. Uno cayó directamente en el estanque de un jardín cuyo propietario lo retiró intacto. No se atrevió a abrirlo y, acompañado de sus amigos y rodeado de una multitud, lo llevó al magistrado del distrito. Este era un hombre valiente. Rompió el misterioso tubo golpeándolo con el fogón de cobre de su pipa. No se produjo nada anormal. Uno o dos de los asistentes más próximos creyeron ver salir volando unos mosquitos. La muchedumbre estalló en risas y se dispersó. China entera estaba siendo bombardeada por tubos de cristal. Los aviones lanzados desde los barcos llevaban dos hombres cada uno. Por todas partes por encima de las ciudades, pueblos y aldeas, hacían sus circunvalaciones, uno de los aviadores dirigiendo el aparato, el otro tirando los tubos por la borda.
    Si el lector hubiese vuelto a Pekín semanas más tarde, habría buscado en vano sus millones de habitantes. Habría encontrado un pequeño número de ellos, algunos cientos de miles en estado de descomposición dentro de las casas y en las calles desiertas o amontonados sobre carros fúnebres abandonados. Para encontrar a los demás habría tenido que buscar en las grandes y pequeñas vías de comunicación. Y aún así no hubiese descubierto más que algunos grupos huyendo de las ciudad apestada de Pekín, ya que su huida estaba jalonada por innumerables cadáveres pudriéndose al lado de las carreteras. Y lo que pasaba en Pekín se reproducía en todas las ciudades, pueblos y aldeas del imperio. La plaga hacía estragos de punta a punta del país.
    No eran una o dos epidemias, eran una veintena. Todas las formas virulentas de enfermedades infecciosas se desencadenaron sobre el territorio. El gobierno chino comprendió tarde el fin de aquellos gigantescos preparativos. Sus Proclamaciones cayeron en el vacío y no podían tan siquiera contener los once millones de miserables que huían de Pekín para diseminar el contagio por todo el país. Los médicos y oficiales de sanidad morían en sus puestos, y la muerte triunfante se adelantaba a los decretos de Li-Tang-Foung. A él también se le echó encima, ya que sucumbió en la segunda semana. Si se hubiese tratado de una sola epidemia China quizás habría podido salvarse. Pero a una veintena de epidemias ninguna criatura podía escapar. El
    que esquivaba la viruela moría de la escarlatina; el que se creía protegido contra la «fiebre amarilla» sucumbía al cólera, y la peste bubónica barría a los supervivientes. Todos aquellos microbios, gérmenes, bacterias y bacilos, cultivados en los laboratorios de Occidente se habían abatido en aquella lluvia de tubos de cristal. Desapareció toda organización. El gobierno se derrumbó. Decretos y proclamas eran inútiles ya que aquellos que acababan de redactarlos y firmarlos se esfumaban de la noche a la mañana. Y los millones de seres acosados por la muerte no se paraban en su loca carrera para tomar nota de nada. Huían de las ciudades para contaminar los campos, propagaban las enfermedades allá donde fueran. Estaban en pleno verano y la muerte hacía estragos por todas partes. Muchos acontecimientos han sido reconstruidos según ciertas conjeturas, y muchos otros a partir de los relatos de los supervivientes. Las miserables criaturas se precipitaron por millones a través del
    Imperio. Las granjas fueron saqueadas por la gente hambrienta, la tierra ya no recibió más semillas y los cereales, maduros ya, se pudrieron.

  2. #2
    ForoParalelo: Miembro Avatar de avila2474
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    Gava... de momento...
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    Interesante! a veces me gustaría saber estos autores en que se basaban para narrar semejantes relatos.

  3. #3
    ForoParalelo: Miembro Avatar de zaguarman
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    Lo apunto para futuras lecturas

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