La pena de muerte es necesaria

Como decía Joseph de Maistre:

“El castigo gobierna la humanidad entera, el castigo la preserva, y el castigo vela cuando los humanos guardias duermen. El sabio considera el castigo como la perfección de la justicia. Si un Monarca indolente cesa de castigar, el más fuerte concluirá por devorar al más débil. La raza entera de los hombres está contenida en el orden por el castigo. […] Se corromperían todas las clases, se rompería toda valla, y no habría más que confusión entre los hombres, si la pena dejase de ser aplicada ó lo fuese injustamente.”

La pena de muerte sirve para eliminar a aquellos sujetos que utilizan las estúpidas y nefastas leyes que protegen al delincuente, al criminal, [...] para hacer daño, rompiendo familias, provocado un dolor que ninguno de nosotros nos gustaría sufrir en esta vida. A veces, las medidas más sencillas resultan las más eficientes.

Aquel que no defiende la pena de muerte es un sujeto que ve en los que han provocado tales crímenes un reflejo de su alma, aquel que no defiende la pena de muerte para el criminal, es cómplice, es cómplice porque tolera tales crímenes que merecen una severa respuesta y protege a tal nefasto Régimen que tolera dichos crímenes.