El Crimen Masón del Comandante Gabaldón

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    El Crimen Masón del Comandante Gabaldón


    Fotografía de Isaac Gabaldón Irurzun.


    Todavía llevan algunas calles de España el nombre de personajes o de fechas memorables para el régimen franquista. Una de ellas es la calle del Comandante Gabaldón, en Talavera de la Reina.

    Era éste militar un guardia civil perteneciente a los servicios secretos del régimen, concretamente al SIMP (Servicio de Información de la Policía Militar) aunque tuvo otros destinos: Durante la Guerra Civil estuvo en Talavera recogiendo información sobre los militantes de izquierda e interviniendo en la represión de los grupos de resistencia que todavía quedaban en la zona. Tenía fichas de cientos de personas de toda clase social de Talavera y comarca catalogados como izquierdistas o como masones. Se dice que en las movilizaciones de la izquierda previas a la Guerra Civil en Talavera se gritaba:

    “Pan Carbón y echar a Gabaldón”.

    En el año 1939, recién terminada la guerra, pide permiso a sus superiores para retirarse a Talavera alegando que padecía paludismo. La represión en Talavera tras la guerra civil fue encarnizada. Hay que tener en cuenta que apenas habían pasado cuatro meses desde la total derrota del ejército rojo y que la mayoría de sus miembros estaban en campos de prisioneros o cumpliendo el servicio militar.

    El 28 de Julio de ese mismo año tres jóvenes de las Juventudes Socialistas Unificadas se dirigieron vestidos de militar con uniformes de teniente, alférez y soldado desde la estación del Norte de Madrid por la carretera de Extremadura en dirección a Talavera de la Reina. Los tres militantes se llamaban Damián García Mayoral, Francisco Rivares y Santamaría Linacero, que enseñando la documentación falsa que llevaban se montaron en el primer camión que pasaba para ir a Cuatro Vientos y luego en otro hasta llegar a Cazalegas. Damián era de este pueblo y se sentía seguro allí, en casa de sus tíos. Se sabe que esa noche habló con ciertas personas por las que preguntó a sus tíos pero no se conoce con certeza de qué personas se trataba. Lo cierto es que en esas entrevistas le debían dar información sobre la misión encomendada en ese viaje.

    Gabaldón, de paisano y junto a su hija y chófer, abandonó su domicilio en Talavera la tarde siguiente para unas gestiones particulares (obras de su casa en Puente del Arzobispo) solapadas con la búsqueda de información sobre “guerrilleros” (¿viaje a Portugal a recoger información sobre la masonería que Oliveira Salazar enviaba reservadamente a Franco?) y viajó a Puente del Arzobispo y Oropesa.

    Ese mismo día 29, los tres asesinos se dirigieron en otro camión a Talavera, atravesaron andando la ciudad con su traje de militar y pasaron sin problemas un control de la legión, para después ir hacia Oropesa y cenar en una venta junto a la carretera, comentando a sus dueños que iban a hacer un importante servicio a Navalmoral de la Mata.

    El grupo de los tres jóvenes comunistas se habían distanciado algo de Oropesa caminando y se habían detenido en la cuneta ya de noche. Sobre las 22:30 de la noche, en el trayecto desde Oropesa a Talavera, el coche en el que viajaba el comandante fue detenido por los tres socialistas tras haber dejado pasar a varios vehículos. Cuando Damián vio la matrícula del coche del comandante salió con su traje de oficial a la carretera y Gabaldón, que por ser hombre de los servicios secretos era extremadamente cuidadoso y desconfiado, inexplicablemente paró su coche para que subieran los tres jóvenes.


    Insignia de las Juventudes Socialistas Unificadas.

    Justo al llegar al cruce de Velada, apenas 150 metros, Damián sacó la pistola encañonando al conductor mientras que sus compañeros hacían lo mismo con la muchacha y el comandante, que tal vez, por no poner en peligro a su hija, no utilizó la pistola que llevaba. Cuando el coche pasaba a la altura del kilómetro 121 de la carretera de Extremadura, hicieron que el conductor sacara el Ford de la calzada y se desviara hacia unos árboles cercanos. Después de registrarles para quitarles el dinero que llevaban, Damián sacó la pistola y llevó a sus tres víctimas hasta un cañaveral cercano donde disparó contra ellos a bocajarro encasquillándosele el arma, por lo que tuvo que volver hasta donde se encontraban sus compañeros y pedirles otra de las pistolas para rematar a las víctimas. Allí fue asesinado el Comandante de la Guardia Civil D. Isaac Gabaldón Irurzun, su hija Pilar (17 años) y el conductor del coche oficial D. José Luis Díez Madrigal (23 años).

    Curiosamente, a esas horas la Policía Militar de Madrid conocía ¿parte? de su misión, pues tres días antes había detenido al Secretario General de las JSU, y jefe máximo entonces, Sinesio Cabada Guisado alias Pionero (21 años; anteriormente “responsable militar” del aparato), junto con otros comunistas, en parte gracias a un infiltrado en las JSU llamado Roberto Conesa (el luego famoso “Comisario Conesa” de la Brigada Político Social) y otros delatores. También hay que subrayar que para salir de Madrid, donde la Policía Militar tenía puestos importantes controles, hacía falta salvoconductos expedidos precisamente por ella (aun no se había traspasado las funciones policíacas al Cuerpo de Policía).

    Además de las 104 pesetas que llevaban los asesinados, tomaron también las dos placas del S.I.P.M. y una libreta de notas del comandante. Estaba llena de anotaciones sobre personajes de Talavera y su comarca con diferentes calificativos a miembros conocidos de la sociedad talaverana, desde ricos empresarios a médicos, a los que calificaba en sus anotaciones de caciques o de masones, hasta dueños de tabernas con fama de comunistas. Para algunos historiadores puede que el comandante Isaac Gabaldón tuviera demasiada información sobre algunos personajes de Talavera y de Madrid que, aunque ahora parecían ser adeptos al régimen, podía por sus antecedentes peligrar su situación, si es que el agente les delataba.


    Brazalete del Servicio de Información y Policía Militar de Vanguardia - Ejército del Norte.

    Después de dar muerte a sus tres víctimas, los activistas siguieron en el Ford camino de Talavera, pero el coche se averió y tuvieron que detener a un camión militar que les remolcó hasta el parque de automóviles del ejército en Talavera, donde excusaron su marcha diciendo que la misión que tenían encomendada les impedía esperar a su reparación. Se dirigieron andando a Cazalegas donde descansaron también esa noche en casa de sus tíos. Mientras, alarmada la familia del comandante, había comenzado a buscarlo, hasta que el lunes 31 por la mañana descubrió sus cadáveres una patrulla de la Guardia Civil.

    Los asesinos fueron detenidos a las 48 horas y fusilados el 5 de agosto, todos menos el Pionero, que fue devuelto del piquete de ejecución a la celda e interrogado por Gutiérrez Mellado, para ser definitivamente fusilado el 15 de septiembre (¡su cadáver fue desenterrado el 21 de noviembre de 1939 por dudas sobre su fusilamiento!).

    El 11 de mayo de 1940 se inició un procedimiento por orden del Jefe del Estado porque acusaban irregularidades que exigían un esclarecimiento más completo de los hechos (incluido la desaparición de documentos). A éste procedimiento se unió dos años más tarde otro que permitió fijar la participación de ¡4! asesinos (incluido Emiliano Martínez Blas, quién ¡estaba detenido en Madrid! y por cuya temporal liberación el juez preguntó a Gutiérrez Mellado), apoyados por ¡una camioneta militar! y varios parientes y vecinos del pueblo, los cuales testimoniaron la visita a la casa de un tal “Sanguino” mientras esperaban a sus víctimas (José Fernández Sanguino era médico y, junto con su hijo Manuel, amigo de Damián, se sospechaba eran masones).

    Uno de los dos médicos que aparecían en la libreta era suegro de un compañero de Gabaldón, del cual el agente sospechaba que podía ser un masón infiltrado en la policía militar de los nacionales. Otro de los médicos (¿Sanguino?) que entonces ejercía en Cazalegas era sospechoso también de masón y tenía un hijo que fue posiblemente una de esas personas con las que Damián se entrevistó en el pueblo la noche antes de matar a Gabaldón. Los tres compañeros del comandante a los que acusaba de masones estaban también con toda probabilidad implicados en el paso de gentes con documentación falsa de la zona republicana a la zona nacional.


    Croquis del lugar del asesinato del comandante Gabaldón

    El ayudante de Gabaldón, el falangista Jacinto Alcántara, que había tenido contactos anteriores con la masonería, encontró la muerte un día después por un disparo accidental; casualmente la autora del disparo “accidental” fue su novia; Franco escribió que el padre de la asesina era masón y que la joven, también masona, confesó su crimen. El fondo de esta oscura trama era la más que posible infiltración de la masonería entre los mandos del S.I.M.P. Hay que tener en cuenta que entre los posibles implicados en el turbio y sangriento asunto había militares muy significados (Teniente Coronel Francisco Bonell Huici (antiguo jefe de la sección de información de la 14 División de Carroquino), Comandante Cristino Torres García, Capitán Pedro Fernández Amigó, Capitán Gutiérrez Mellado, y algunos más, con los que Gabaldón tenía serias diferencias). Bonell propuso para la MMI a Gutiérrez Mellado. Incluso Arias Navarro, entonces jurídico adscrito al servicio de información y policía militar, estuvo ligeramente envuelto en ello. Curiosamente el General Carroquino murió en accidente de automóvil el 23 de septiembre de 1939.

    Tanto el propio Franco como el general Yagüe se interesaron por la reapertura del caso pero la ¿casualmente coincidente? defenestración de Yagüe prácticamente cerró el “Caso Gabaldón” para siempre.

    Los archivos de Gabaldón fueron robados de la casa que tenía en Madrid y su superior y su secretario murieron también en un oportuno accidente cerca de Santa Cruz de Retamar. Todos ellos son datos que nos llevan a pensar en que realmente hubo un oscuro y todavía no aclarado complot.
    Última edición por Diggernick; 18/03/2018 a las 23:31

  2. #2
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    Muy interesante crack, la proxima vez les mandas un ** porque nos suda toda la polla tu pelicula

  3. #3
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    En los interrogatorios intervinieron el ayudante del fiscal Carlos Arias Navarro, último presidente del franquismo, y el entonces capitán Manuel Gutiérrez Mellado que incluso sacó de las filas de los que iban a ser fusilados al jefe de la célula apodado Pionero para que presenciara el fusilamiento de sus compañeros y ofrecerle así la salvación si daba más información, pero como carecía de ella fue ejecutado también, según unas versiones, según otras fue liberado y por eso se dio orden de exhumar más tarde el cadáver.

    El que fuera vicepresidente del gobierno con Adolfo Suárez fue acusado por sectores ultraderechistas durante la transición y los sucesos del 23-F de ser masón y de haber sido un agente doble. Lo que sí es cierto es que era ayudante del teniente coronel Bonell, uno de esos compañeros de Gabaldón acusados de ser antiguos masones infiltrados en la Policía Militar. Ante las serias dudas sobre el asesinato, del que se decía abiertamente que había sido cometido por los jóvenes de la JSU, pero manipulados por determinados elementos de los servicios secretos militares.

    La familia de Gabaldón pidió que se reabriera el caso por dudar también de los verdaderos impulsores del asesinato del comandante, pero después de diez años de investigación y aplazamientos, sólo se aceptó en 1949 por las autoridades de la época que realmente pudo haber un inductor externo a los jóvenes comunistas de las JSU.

  4. #4
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    A @Deitano le molará esto.

  5. #5
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    El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.

    Fotografía de Isaac Gabaldón Irurzun.


    Todavía llevan algunas calles de España el nombre de personajes o de fechas memorables para el régimen franquista. Una de ellas es la calle del Comandante Gabaldón, en Talavera de la Reina.

    Era éste militar un guardia civil perteneciente a los servicios secretos del régimen, concretamente al SIMP (Servicio de Información de la Policía Militar) aunque tuvo otros destinos: Durante la Guerra Civil estuvo en Talavera recogiendo información sobre los militantes de izquierda e interviniendo en la represión de los grupos de resistencia que todavía quedaban en la zona. Tenía fichas de cientos de personas de toda clase social de Talavera y comarca catalogados como izquierdistas o como masones. Se dice que en las movilizaciones de la izquierda previas a la Guerra Civil en Talavera se gritaba:




    En el año 1939, recién terminada la guerra, pide permiso a sus superiores para retirarse a Talavera alegando que padecía paludismo. La represión en Talavera tras la guerra civil fue encarnizada. Hay que tener en cuenta que apenas habían pasado cuatro meses desde la total derrota del ejército rojo y que la mayoría de sus miembros estaban en campos de prisioneros o cumpliendo el servicio militar.

    El 28 de Julio de ese mismo año tres jóvenes de las Juventudes Socialistas Unificadas se dirigieron vestidos de militar con uniformes de teniente, alférez y soldado desde la estación del Norte de Madrid por la carretera de Extremadura en dirección a Talavera de la Reina. Los tres militantes se llamaban Damián García Mayoral, Francisco Rivares y Santamaría Linacero, que enseñando la documentación falsa que llevaban se montaron en el primer camión que pasaba para ir a Cuatro Vientos y luego en otro hasta llegar a Cazalegas. Damián era de este pueblo y se sentía seguro allí, en casa de sus tíos. Se sabe que esa noche habló con ciertas personas por las que preguntó a sus tíos pero no se conoce con certeza de qué personas se trataba. Lo cierto es que en esas entrevistas le debían dar información sobre la misión encomendada en ese viaje.

    Gabaldón, de paisano y junto a su hija y chófer, abandonó su domicilio en Talavera la tarde siguiente para unas gestiones particulares (obras de su casa en Puente del Arzobispo) solapadas con la búsqueda de información sobre “guerrilleros” (¿viaje a Portugal a recoger información sobre la masonería que Oliveira Salazar enviaba reservadamente a Franco?) y viajó a Puente del Arzobispo y Oropesa.

    Ese mismo día 29, los tres asesinos se dirigieron en otro camión a Talavera, atravesaron andando la ciudad con su traje de militar y pasaron sin problemas un control de la legión, para después ir hacia Oropesa y cenar en una venta junto a la carretera, comentando a sus dueños que iban a hacer un importante servicio a Navalmoral de la Mata.

    El grupo de los tres jóvenes comunistas se habían distanciado algo de Oropesa caminando y se habían detenido en la cuneta ya de noche. Sobre las 22:30 de la noche, en el trayecto desde Oropesa a Talavera, el coche en el que viajaba el comandante fue detenido por los tres socialistas tras haber dejado pasar a varios vehículos. Cuando Damián vio la matrícula del coche del comandante salió con su traje de oficial a la carretera y Gabaldón, que por ser hombre de los servicios secretos era extremadamente cuidadoso y desconfiado, inexplicablemente paró su coche para que subieran los tres jóvenes.


    Insignia de las Juventudes Socialistas Unificadas.

    Justo al llegar al cruce de Velada, apenas 150 metros, Damián sacó la pistola encañonando al conductor mientras que sus compañeros hacían lo mismo con la muchacha y el comandante, que tal vez, por no poner en peligro a su hija, no utilizó la pistola que llevaba. Cuando el coche pasaba a la altura del kilómetro 121 de la carretera de Extremadura, hicieron que el conductor sacara el Ford de la calzada y se desviara hacia unos árboles cercanos. Después de registrarles para quitarles el dinero que llevaban, Damián sacó la pistola y llevó a sus tres víctimas hasta un cañaveral cercano donde disparó contra ellos a bocajarro encasquillándosele el arma, por lo que tuvo que volver hasta donde se encontraban sus compañeros y pedirles otra de las pistolas para rematar a las víctimas. Allí fue asesinado el Comandante de la Guardia Civil D. Isaac Gabaldón Irurzun, su hija Pilar (17 años) y el conductor del coche oficial D. José Luis Díez Madrigal (23 años).

    Curiosamente, a esas horas la Policía Militar de Madrid conocía ¿parte? de su misión, pues tres días antes había detenido al Secretario General de las JSU, y jefe máximo entonces, Sinesio Cabada Guisado alias Pionero (21 años; anteriormente “responsable militar” del aparato), junto con otros comunistas, en parte gracias a un infiltrado en las JSU llamado Roberto Conesa (el luego famoso “Comisario Conesa” de la Brigada Político Social) y otros delatores. También hay que subrayar que para salir de Madrid, donde la Policía Militar tenía puestos importantes controles, hacía falta salvoconductos expedidos precisamente por ella (aun no se había traspasado las funciones policíacas al Cuerpo de Policía).

    Además de las 104 pesetas que llevaban los asesinados, tomaron también las dos placas del S.I.P.M. y una libreta de notas del comandante. Estaba llena de anotaciones sobre personajes de Talavera y su comarca con diferentes calificativos a miembros conocidos de la sociedad talaverana, desde ricos empresarios a médicos, a los que calificaba en sus anotaciones de caciques o de masones, hasta dueños de tabernas con fama de comunistas. Para algunos historiadores puede que el comandante Isaac Gabaldón tuviera demasiada información sobre algunos personajes de Talavera y de Madrid que, aunque ahora parecían ser adeptos al régimen, podía por sus antecedentes peligrar su situación, si es que el agente les delataba.


    Brazalete del Servicio de Información y Policía Militar de Vanguardia - Ejército del Norte.

    Después de dar muerte a sus tres víctimas, los activistas siguieron en el Ford camino de Talavera, pero el coche se averió y tuvieron que detener a un camión militar que les remolcó hasta el parque de automóviles del ejército en Talavera, donde excusaron su marcha diciendo que la misión que tenían encomendada les impedía esperar a su reparación. Se dirigieron andando a Cazalegas donde descansaron también esa noche en casa de sus tíos. Mientras, alarmada la familia del comandante, había comenzado a buscarlo, hasta que el lunes 31 por la mañana descubrió sus cadáveres una patrulla de la Guardia Civil.

    Los asesinos fueron detenidos a las 48 horas y fusilados el 5 de agosto, todos menos el Pionero, que fue devuelto del piquete de ejecución a la celda e interrogado por Gutiérrez Mellado, para ser definitivamente fusilado el 15 de septiembre (¡su cadáver fue desenterrado el 21 de noviembre de 1939 por dudas sobre su fusilamiento!).

    El 11 de mayo de 1940 se inició un procedimiento por orden del Jefe del Estado porque acusaban irregularidades que exigían un esclarecimiento más completo de los hechos (incluido la desaparición de documentos). A éste procedimiento se unió dos años más tarde otro que permitió fijar la participación de ¡4! asesinos (incluido Emiliano Martínez Blas, quién ¡estaba detenido en Madrid! y por cuya temporal liberación el juez preguntó a Gutiérrez Mellado), apoyados por ¡una camioneta militar! y varios parientes y vecinos del pueblo, los cuales testimoniaron la visita a la casa de un tal “Sanguino” mientras esperaban a sus víctimas (José Fernández Sanguino era médico y, junto con su hijo Manuel, amigo de Damián, se sospechaba eran masones).

    Uno de los dos médicos que aparecían en la libreta era suegro de un compañero de Gabaldón, del cual el agente sospechaba que podía ser un masón infiltrado en la policía militar de los nacionales. Otro de los médicos (¿Sanguino?) que entonces ejercía en Cazalegas era sospechoso también de masón y tenía un hijo que fue posiblemente una de esas personas con las que Damián se entrevistó en el pueblo la noche antes de matar a Gabaldón. Los tres compañeros del comandante a los que acusaba de masones estaban también con toda probabilidad implicados en el paso de gentes con documentación falsa de la zona republicana a la zona nacional.


    Croquis del lugar del asesinato del comandante Gabaldón

    El ayudante de Gabaldón, el falangista Jacinto Alcántara, que había tenido contactos anteriores con la masonería, encontró la muerte un día después por un disparo accidental; casualmente la autora del disparo “accidental” fue su novia; Franco escribió que el padre de la asesina era masón y que la joven, también masona, confesó su crimen. El fondo de esta oscura trama era la más que posible infiltración de la masonería entre los mandos del S.I.M.P. Hay que tener en cuenta que entre los posibles implicados en el turbio y sangriento asunto había militares muy significados (Teniente Coronel Francisco Bonell Huici (antiguo jefe de la sección de información de la 14 División de Carroquino), Comandante Cristino Torres García, Capitán Pedro Fernández Amigó, Capitán Gutiérrez Mellado, y algunos más, con los que Gabaldón tenía serias diferencias). Bonell propuso para la MMI a Gutiérrez Mellado. Incluso Arias Navarro, entonces jurídico adscrito al servicio de información y policía militar, estuvo ligeramente envuelto en ello. Curiosamente el General Carroquino murió en accidente de automóvil el 23 de septiembre de 1939.

    Tanto el propio Franco como el general Yagüe se interesaron por la reapertura del caso pero la ¿casualmente coincidente? defenestración de Yagüe prácticamente cerró el “Caso Gabaldón” para siempre.

    Los archivos de Gabaldón fueron robados de la casa que tenía en Madrid y su superior y su secretario murieron también en un oportuno accidente cerca de Santa Cruz de Retamar. Todos ellos son datos que nos llevan a pensar en que realmente hubo un oscuro y todavía no aclarado complot.
    Conocía la historia, aunque no tanto detalle. La ejecución de las "Trece Rosas" está relacionada con este crimen, pues pertenecían a la JSU.

  6. #6
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    A ver cuando subes algo de las Brigadas Navarras

  7. #7
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    A ver cuando subes algo de las Brigadas Navarras
    Súbelo tú, cara de culo. Un familiar (¿tío de mi padre? No recuerdo) anduvo por ellas muriendo por la fe, los fueros y demás. Mira esto:

    https://www.foroparalelo.com/general...azules-482452/

  8. #8
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    Cita Iniciado por Francisco Franco
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    No ha habido en nuestra nación ninguna rebelión ni conato de traición contra la patria, que no se fraguase en la sombra de las logias masónicas. Y aun hoy, liberada España de esta carroña, todavía esas insignificantes marejadas políticas por mucho que se disfracen, obedecen siempre a la intriga y a la oculta inspiración de los masones expatriados.

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