Autista
La flor que hoy tiene cincuenta pétalos mañana tiene cuarenta y nueve porque uno se le ha caído. Pero la flor permanece. La flor es hoy y mañana la misma flor, aunque se le haya caído un pétalo. Juan es rubio hoy y mañana se torna canoso. No obstante, Juan permanece siendo el mismo hoy y mañana. Juan es Juan en cada uno de los instantes de su vida.
Así pues, la flor y Juan, decimos, son siempre ellos mismos. Si una película rodara toda la vida de la flor y de Juan desde sus nacimientos a sus muertes y luego la pasáramos a cámara rápida, esta ilusión se desvanecería. Nos percataríamos entonces de que la flor y Juan son un puro proceso y no hay nada que estuviese en el primer día de la flor o de Juan que continuase estando en el último. Efectivamente el Juan de 10 años es de aspecto rubio, menudo y de carácter alegre y el Juan de 50 es taciturno y algo más grueso. ¿Será la pura materialidad que constituye a Juan lo que permanece? Craso error, hoy sabemos que al cabo de 8 años ninguna célula de nuestro cuerpo se conserva ya. Las células se renuevan (quizá algunas neuronas permanecen, pero dado que son cuerpos vivos también padecen cambios, y lo mismo que decimos de Juan podríamos decir de cada una de las neuronas de nuestro cerebro) ¿Serán los recuerdos de Juan lo que define su identidad? Juan a los 30 años tuvo un accidente y perdió la memoria (en cualquier caso, todos sabemos lo poco fiables que son nuestros recuerdos. Inventamos escenas y olvidamos otras muchas). No decimos por ello que Juan ya no es Juan, sino que Juan perdió desgraciadamente la memoria. Pero si no permanece en Juan su carácter, su aspecto físico, su materia ni sus recuerdos, ¿qué permanece entonces?
Todo cambia y nada permanece.
Si Juan a los 20 años es Juan y a los 50 es Juan, pero nada permanece en el Juan de los 50 de el de los 20, también podemos decir en cada momento que Juan no es Juan. Así pues Juan es Juan y no es Juan. La realidad es y no es. En cada momento podemos decir que existe eso que existe; pero como todo es fugaz, en el momento deja de existir y existe entonces lo que no existe.
Esto les podría interesar a @netzalus, @battousai1300 y @Diggernick, aunque no es nada nuevo.
Permanece la idea que tenemos de él mientras sigamos vivos y cuerdos. Pero, a su vez, también cambia y muere. Vaya que no, que todo cambia.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
¿Y él que opina? Lo material cambia, muta ¿pero lo inmaterial?El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Algo he leído yo con respecto a esto de Aristóteles. Que de hecho es quien dio solución a la pelea que se traían los defensores del ser inmutable de Parménides con los que defendían el ser como el cambio constante, como Heráclito.
Eso es lo que diría Platón.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
La solución aristotélica está un poco cogida con pinzas, no me convence. No creo que el ser en potencia deba de ser considerado como ser, pues no es sino que será.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Lo inmaterial te lo imaginas túEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Lo único que nunca cambia es que todo cambia. E ya
Si algo permanece en el individuo es la conciencia, esto es, el observador que todos tenemos dentro, el que aprende, el que observa los pensamientos... Y aún así éste nunca es el mismo, va aprendiendo y cambiando (supongo) con las experiencias y los años.
Qué materialista.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Cada vez más. Esto te gustará:El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
"Pero pensemos sobre todo en la formación
de los conceptos. Toda palabra se convierte
de manera inmediata en concepto en tanto
que justamente no ha de servir para la
experiencia singular y completamente
individualizada a la que debe su origen, por
ejemplo, como recuerdo, sino que debe ser
apropiada al mismo tiempo para innumerables experiencias, por así decirlo,
más o menos similares, esto es, jamás
idénticas estrictamente hablando; así pues,
ha de ser apropiada para casos claramente diferentes. Todo concepto se forma
igualando lo no-igual. Del mismo modo que
es cierto que una hoja nunca es totalmente
igual a otra, asimismo es cierto que el
concepto hoja se ha formado al abandonar
de manera arbitraria esas diferencias
individuales, al olvidar las notas distintivas,
con lo cual se suscita entonces la
representación, como si en la naturaleza
hubiese algo separado de las hojas que fuese la hoja, una especie de arquetipo primigenio a partir del cual todas las hojas habrían sido tejidas, diseñadas, calibradas, coloreadas, onduladas, pintadas, pero por manos tan torpes, que ningún ejemplar resultase ser
correcto y fidedigno como copia fiel del
arquetipo. Decimos que un hombre es
honesto. ¿Por qué ha obrado hoy tan
honestamente?, preguntamos. Nuestra
respuesta suele ser como sigue: A causa de
su honestidad. ¡La honestidad! Esto significa
a su vez: la hoja es la causa de las hojas.
Ciertamente no sabemos nada en absoluto
de una cualidad esencial que se llame la
honestidad, pero sí de numerosas acciones
individualizadas, por lo tanto desiguales, que nosotros igualamos omitiendo lo desigual, y, entonces, las denominamos acciones
honestas; al final formulamos a partir de
ellas una qualitas occulta con el nombre de
honestidad.
La omisión de lo individual y de lo real nos
proporciona el concepto del mismo modo
que también nos proporciona la forma,
mientras que la naturaleza no conoce formas
ni conceptos, así como tampoco, en
consecuencia, géneros, sino solamente una
X que es para nosotros inaccesible e
indefinible. También la oposición que
hacemos entre individuo y especie es
antropomórfica y no procede de la esencia
de las cosas, aun cuando tampoco nos
atrevemos a decir que no le corresponde:
porque eso sería una afirmación dogmática
y, en cuanto tal, tan indemostrable como su
contraria.
¿Qué es entonces la verdad? Un ejército
móvil de metáforas, metonimias,
antropomorfismos, en resumidas cuentas,
una suma de relaciones humanas que han
sido realzadas, extrapoladas, adornadas
poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, a un pueblo le parecen fijas, canónicas, obligatorias: las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son, metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora consideradas como monedas, sino como metal."
El autor es obvio.
Como olvidar un texto de mi cosecha.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Gracias por citarme.
El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Se carga toda epistemología idealista, mis dieses
Por mucho que trates de eliminar todo idealismo, nunca podrás. Porque es la consecuencia de la imposibilidad de conocimiento de los fines últimos de la existencia.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
La metafísica es su "ciencia". Y aún así nada hay claro, ni lo habrá, porque es simplemente inaccesible.
Hay a quien no le interesa encontrarse cara a cara con la realidad verdadera, la material, y se crea su propio mundo.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Al revés, aquellos que conocen la realidad material y buscan el motor de tal realidad, ahondan buscando más allá.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
El conformista es el que se rinde y echa el balón afuera.
El problema es: ¿qué vía siguen para buscar el motor de esa realidad, la especulativa o la inductiva? ¿Fe o razón? ¿Religión o ciencia?El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Pues yo creo que, partiendo de la base de que es algo inalcanzable, sólo nos queda usar ambas.El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Cada uno tiene su método y la historia de la filosofía ha dado ejemplos de todo.
La cuestión no es cuál es válida, porque recordemos, ésto ya escapa a nuestras capacidades.
Yo creo que lo más sensato es adecuarlo a nuestras necesidades, sean del tipo que sean.