Bueno chavales, aquí continúo con la segunda parte que es la más hippiesca y pastelosa.
SEGUNDA PARTE - @condiloma en el cielo con diamantes
El mundo mágico...
En cuanto salgo del coche ya estaba metido de lleno en el mundo maravilloso. Me acordé de la película 20.000 leguas de viaje submarino, cuando Kirk Douglas se adentraba con la escafandra en el mar y relataba lo diferente de la realidad bajo el mar... pues era una cosa similar; el suelo era completamente blando, como si fuera un parque infantil de esos que tienen el suelo de caucho, y el horizonte frente a mí, estaba en el parque de detrás del ayuntamiento, presentaba deformaciones como las dunas del desierto. Al caminar tenía la sensación de ir avanzando por montículos de goma, pero montículos muy asequibles, con solo dos pasos llegué hasta unos bancos para sentarme allí con el @
Landser y llamar a mi colega el Pollantonio para que se viniera. Al llamarle notaba su voz a través del móvil tan cerca de mi cerebro que parecía que podía atravesarme la cabeza y meterme el teléfono por dentro, por encima de la oreja
. Me dijo que bajaba en un momento y así fue, nos encontramos frente al LIDL y fuimos caminando hasta su casa mientras le íbamos contando lo del concierto y lo de la iniciativa ácida.
Yo me concentraba en las sensaciones. Básicamente lo que notaba era lo del suelo de goma, un hormigueo en los pies y los dedos de las manos, sensación de anestesia en el cuerpo (de cintura para abajo y también en los brazos), las luces de las farolas ultra deslumbrantes y algunos de los sonidos amplificados. Escuchaba trinar a los pájaros de un árbol del parque, me molestaba el ruido de las motos y con lo que me rayé fue con las monedas que llevaba en el bolsillo; como iba en pantalones cortos las escuchaba tintinear acompasadas cada vez que caminaba en plan TRINCH, TRINCH, TRINCH, TRINCH...
La casa de goma...
Subí sin ningún tipo de dificultad a casa de mi colega el Pollantonio, acompañado aún del @
Landser, y por el camino tuve la sensación de ser como un gigante avanzando por un pueblo pequeño. Con dos zancadas me hacía una calle y, aunque sabía que habíamos pateado tres o cuatro calles largas y algunas en cuesta, no tenía ningún tipo de sensación de fatiga. Al contrario, todo era muy asequible. Subimos al ascensor y mirando hacia el espejo me dio la sensación de que este era como de agua, que acercando las yemas de los dedos hasta el cristal podría meterlos hacia dentro. Lo hice, pero al contacto con el cristal la sensación se esfumó y pensé que a lo mejor me estaba flipando demasiado con lo de la alucinancia.
Ya en su casa pude comprobar que lo de la deformación en las distancias que siempre cuentan sobre las experiencias del ácido es totalmente cierta. Los espacios grandes se hacen pequeños, pero no claustrofóbicos sino acogedores, y todo al alcance de la mano. Me acordé de la portada del disco 'Colgado por ti' de Cicatriz... y luego me di cuenta que ya podía sentir eso que dicen que se ve cómo que las paredes respiraban. El Pollantonio me ofreció alcohol pero pasé, así que me puso un vaso con cocacola. Bebí y no tuve ninguna sensación nueva, tan solo que notaba mucho el gas y muy poco el sabor. Cogí la lata con la mano y, a parte de que ésta se me antojaba blanda al tacto, me di cuenta de que ésta también respiraba como las paredes. Me concentré en mi respiración, me percaté que era capaz de saber de dónde procedía el oxígeno que expulsaba al hablar, noté el punto exacto desde donde este procedía... y digamos que sentía perfectamente hasta dónde llegaba mi traquea.
Luces intensas y deslumbrantes...
Para ponerme a prueba, porque estaba claro que había ido a molestar a mi colega en su casa un domingo por la noche (y al día siguiente currábamos todos), Pollantonio se dedicó a hacer probaturas conmigo como si fuese una rata de laboratorio. Me puso luz en los ojos, para verme las pupilas que las tenía extremas. Me fijaba en detalles como sombras pronunciadas, relieves pronunciados, colores brillantes (la lata de cocacola era rojísima) y destellos de las luces halógenas que evitaba porque me daba la sensación de que me iban a deslumbrar. Entre tanto le pedí que me pusiera música guapa y le pedí o el "strange days" de los doors o el "vol. 4" de black sabbath, que son dos discos que ya de por sí me suelen poner como en estado de trance. Total que me puso el vídeoclip del "People are strange" de los Doors (Creo que era esa, si no sería 'Strange days'. Les pregunté si ellos lo veían igual, porque a mi modo de ver los contornos tenían un halo de color azul y rojo, como en las pelis 3D cuando te quitas las gafas. La figura de Jim Morrison se veía en relieve, muy por delante del fondo que era un cielo así como nublado. La canción me dio buen rollo; las cosas que me daban buen rollo me hacían sentir el triple de bien. Mi colega el @
Landser soltaba paridas, y conjugaba el verbo ser usando la palabra 'ásido' (ha sido) para hacer chistes malísimos pero que a mí me hacían tope de gracia. Recuerdo haberle confesado que me resultaba graciosísimo en varias ocasiones, tal vez me puse un poco palizas. No paraba de repetir las palabras 'blandito' y 'graciosísimo'.
Las sensaciones de profundidad y lejanía alteradas...
Fui al lavabo a echar un meo y me vi al espejo; me encontré guapísimo
y lo que más me destacaba eran las canas de las patillas, que se veían ultra blancas pero de guais
Me senté a mear, porque pasaba de ponerle el lavabo perdido meando de pie, y digamos que la polla me palpitaba, bamboleándose como si reptara en plan serpiente... algo así como cuando se menean los huevos, que uno sube y el otro baja. En el chorro del pis se apercibían perfectamente las gotas por separado, era más amarillo de lo normal, amarillo oscuro casi naranja. No me quise asomar al váter porque creía que a lo mejor me daba como que me fuese a caer dentro
Me acordé de la escena del váter de Trainspotting. Preferí no mirar. Fue cuando volví al comedor y me eché otro trago cuando sentí vértigo al ponerme el vaso en la boca. El fondo del vaso me parecía tope de profundo, tanto que como os decía me dio vértigo como cuando miras desde un séptimo piso a la calle o algo. Me eché el trago cerrando los ojos y luego el Pollan me dijo de salirnos los tres a la terraza. Yo me quité los zapatos, porque tenía los pies cociéndose dentro de mis bambas (zapatillas deportivas), y al poner los pies sobre el suelo me pareció que iba andando sobre las colchonetas de un gimnasio. Todo era mullido y suave.
De camino hacia la terraza, al pasar junto a la tele, sentí un calor de la hostia. Pasé la mano cerca del videoclip de los Doors y a un palmo de la pantalla notaba muchísimo calor en los dedos. El @
Landser preguntó a qué se debía y el Pollantonio le dio una explicación al respecto que no escuché... no estaba para teorías, estaba totalmente de prácticas en aquel instante. Al atravesar la puerta, que me resultaba estrecha y la empujé a los lados con sendas manos como si ésta fuese de goma, salí a la terraza y ahí sí que comenzó el verdadero espectáculo del flipe
La cosa más bonita que he visto en la vida...
La terraza, que solía tener unos 10 metros de largo o así, en su deformación se percibía pequeña, y con montículos en cada extremo. Me senté en el suelo, que era totalmente confortable y mullido, y me sentía como si estuviese sentado en el centro de una cama elástica. Los extremos a cada lado mío de la terraza estaban más altos y yo estaba hundido en su mitad. Caminando luego por la terraza, relatándoles a mis colegas las mismas sensaciones de las que os he venido hablando hasta el momento... fue cuando el Pollantonio me dijo que mirase hacia el cielo y ahí fue ya cuando me asombré de fliparlo. No sabría cómo explicar lo cerca que tuve el cielo, como para tocarlo con las manos, hoy recordándolo pensaba que era como en el DUKE NUKEM 3D cuando mirabas hacia el cielo, algo así. Eran las 00:30 de la noche y para mí había luz de día como si fuesen las 19:00 en verano. Las nubes eran de color rosa chicle, perfiladas en color rojo y con halo 3D como lo que os decía del vídeo de Jim Morrison. Me volví a sentar en el suelo a fliparlo y bueno, imagino que me deshice en palabras ñoñas y apreciaciones en plan "esto es una maravilla, esto es genial, qué pasada, bla bla bla" pero todo en plan pasteloso beatles hippiesco vomitivo. Vamos, que estaba viviendo en el mundo de las piruletas que decía Homer. Recordé el capítulo aquel de los simpson en el que Homer se intoxicaba con el chile picante y veía alucinaciones lisérgicas también.
Fue muy guapo cuando se abrió un claro entre las nubes y se vio la luna llena.
Era muy brillante, y las estrellas eran pequeñas pero deslumbraban como diamantes diminutos. Básicamente las veía con destellos muy largos y en forma de cruz. El cielo, al fondo, se veía apacible. El momento se convirtió en una sensación muy placentera y agradable, las nubes venían hacia mí y yo las podía acariciar o pellizcar con los dedos como si fuesen algodón de azúcar. Me dejé envolver en la pastelosidad del momento y mientras flipaba bastísimo se lo iba contando a mis colegas. El Pollan me sacó una galleta de esas con canela, supongo que para saber si lo fliparía con los sabores, pero qué va. Noté que sabía a canela, que tenía el azúcar por encima así como muy granulado, pero poco más. Me escuchaba muy fuerte al masticar, pero nada de sabores potenciados. En cuanto a los sabores no aprecié ningún cambio, más bien los sentía poco.
La blandicidad...
Maravillado allí con mi rollo, le conté al @
Landser lo que os decía en el primer párrafo de este relato, lo del chaval de zaragoza que me ofreció el tripi y que al final no me lo tomé, lo de que siempre había tenido curiosidad, lo de que estaba sintiendo exactamente lo que yo esperaba sentir, que si era un pasón etc
Aparté la vista del cielo y vi que la mesa del patio tenía las patas en plan daliniano, blandurrias, y ahí me puse a darles una charla sobre la sensación de "blandicidad" que experimentaba en todas las cosas. Había otra mesa con velas que parecía blanda como si fuese de plastelina; parecía que la pudiese levantar con una sola mano aunque fuese de forja. Las paredes también parecían ser de plástico blando. La deformación solo alteraba a la vista, puesto que en cuanto acariciaba la superficie me daba cuenta que solo era un engaño óptico. La pared seguía siendo dura y rasposa al tacto.
De las cosas flipes así que vi también fue cuando, hablando con el @
Landser sobre mi decisión de meterme el ácido y la oportunidad que se me presentaba aquel día, me percaté de que le crecía la barba. El cuello, que era como muy blanco en contraste con la barba, se le deformaba amalgamándosele con la perilla y convirtiéndose en una barba estilo hermanos gibbon de ZZtop. Me hizo gracia y se lo conté; me daban muy buen rollo sus paridas, se me antojaba graciosísima cualquier chorrada suya
. Luego le dije que le veía cómo se le oscurecían las cuencas de los ojos. Me dijo que si era en plan calavera y yo le dije que no, que en plan gafas oscuras de thug life. Le dije que tuviese cuidado con mencionarme cosas malrolleras; podía intuir que si me metía paranoias lúgubres en la cabeza sería posible que las alucinaciones se volviesen igualmente funestas.
Volvimos para adentro; yo me senté en una silla y ellos se sentaron en los sofales. Entonces el Pollan tuvo la genial idea de grabarme un vídeo, aunque previamente, y como no llevaba mis gafas de sol demigrantes propias del personaje @
condiloma de los vídeos, me puso en la cabeza una máscara de luchador mexicano que le traje de mi viaje a Cancún. Por un momento pensé que a lo mejor me agobiaría con la máscara pero no fue así. Les estuve dando palique durante un rato, para mí fueron solo un par de minutos o tres, pero luego al rato me dijo el @
Landser que se le había parado el vídeo porque no podía grabar más, que llevaba como 17 minutos de vídeo o así
Pues eso, que la percepción del tiempo también se me vio alterada. De hecho eran algo más de las 2:00 de la mañana y yo no tenía sensación de que hubiesen pasado ni 30 minutos.
La alucinación de la barba que crecía también la vi en el Pollantonio. Se lo dije, le dije que si me quedaba mirándole fijamente a la barba esta le crecía a saco, tanto que parecía el cantante ese de los Eels que le molan en el disco de Hombre lobo. El pelo de las piernas también se le volvía frondoso. Creo que como alucinación esa fue la más reseñable y la que se repetía constantemente. Total, que como vi que me ponía pesao y que ya cansaba le dije al Pollan que nos pirábamos, que llevaba al @
Landser a su casa y yo me iría a dormir la mona. Me preguntaron si estaba bien para conducir y sí, en efecto lo estaba. Pese al globazo no sentía ni mareos ni agobios como cuando vas privao.
El Pollan nos acompañó hasta la puerta. El suelo de mármol me rayaba un poco con sus dibujos, así que pasé de mirarlo. Cuando salimos a la calle lo veía todo con un filtro color rosa, sería por la luz, y a mis colegas les veía la ropa verde y la piel verde y gris, a parte de que el contorno lo tenían como dibujado en plan grueso, rollo con carboncillo Yoshis Island
Me despedí del Pollan dándole un abrazo y le di las gracias por estar en un día tan importante para mí. Seguía estando muy pasteloso hippy, como El notas de El gran Lebowsky. Llegamos hasta el coche, de nuevo, en un pis pas. Con las avenidas cortas y las aceras anchas. Al pasar junto a una pared de obra vista le dije al @
Landser que se me antojaba como si fuese dibujada, como de un decorado de esos de cartón piedra o algo así. Nos subimos al coche y yo volví al modo Mario kart 64. Conducía con suavidad, el coche se deslizaba por la calzada y notaba el traqueteo del motor tal como si fuese el de un kart. Las rotondas eran lo más flipante, parecían tener la misma silueta que una isla... como un plato vuelto del revés, muy Mario kart todo. Me acostumbré a ir suave, conducir en ese estado estaba chupado
solo me rayaba encontrarme a la policía y, bueno, le dije al landser que estuviera atento a los reflejos azules... pero él estando sereno era incapaz de percatarse
La única vez que tuve la sensación de cruzarme con la madera resultó que estaba pasando junto a un BBVA, que tenía el letrero de color azul.
Me despedí del @
Landser dándole la mano y dándole también las gracias por venir. Me dijo que no había de qué, si ni siquiera me había pagado la entrada porque quise invitarle.
De vuelta a casa encendí la radio y bajé las ventanillas, no fuera a ser que me aplatanase mucho, y la primera canción que sonó por casualidad fue "Danny says" de los Ramones. No sé por qué tenía puesto el disco de End of the century, porque es de los que menos me gustan, pero mira, aquella canción tranquilita me dio buen rollo y comprendí que era el tipo de rollo que necesitaba para ir de guays hasta mi casa
Lo que vino a continuación fue la parte más gorda del asunto, la sinestesia, la fiesta de la alucinancia y mi conversación con los dioses lisérgicos
Continuará 2/4
Vuelvo a citar y añado a los que han pillado sitio @
doctsuba @
MrNecromancer @
Kidd_92 @
Adolf Effemberg @
solaje @
Thunderstruck @
Devinev @
Kamahl @
MackauliZ @
caballeronegro @
Sexain Bolt @
Cigar @
cypo @
cuesqui @
dinpolero @
Don Wololo @
Holis @
Gaelico @
JACA-MECANIC @
Jimmyjazz1984 @
PadreJerome @
prodigioso @
Sr. Barbosa @
solaje @
Mecagoendiox @
Burrenz @
Enn @
Breoknar @
Daakef99 @
Lost_79 @
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El_Pelebra83 @
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ScorKi