Pues eso shurs, estoy en jodido shock. No puedo creer que me haya dejado por semejante gilipollez y con tantísimo drama, ilustro:
Resulta que esta mañana tenía el último examen a las nueve. Lo he finiquitado sobre las diez y media tras dejar plasmado el mayor triple en la historia del universo, una sobrada tan grande que si apruebo, las masas me sacarán a hombros mientras brillantes y cromados cazas hacen salvajes filigranas sobre las calles atestadas de júbilo, pondrán mi nombre a cientos de plazas y las primeras naves espaciales de la humanidad grabarán a fuego mi cara mediante un potente láser en la superficie de cuanto planeta habitado encuentren.
Bueno, con esa extraña sensación en el cuerpo, de alivio y congoja a la vez, he pensado que debía relajarme un poco tras tanta muerte académica. Así que estaba deseando llegar a casa y ponerme a jugar al Stalker hasta que mi novia se despertarse y pudiese echar un polvo (postura del misionero y con el único propósito de procrear).
Y así ha sido, he llegado al piso, he encendido el portátil, me he puesto los cascos y he hecho doble click sobre el icono del juego. Por desgracia ha sido un doble click un poco lento, por lo que la edición del nombre del icono se ha activado y he aprovechado para renombrarlo como Ukranian Life Simulator. Tras partirme la caja y golpearme las pantorrillas gritando "YIIIIIIHAAA" he decidido que ya bastaba de gilipolleces y he hecho doble click a una velocidad adecuada, provocando, esta vez sí, que el juego se ejecutase.
Ante mí, y a modo de presentación, el típico desfile de marcas implicadas en el desarrollo del juego. No he podido evitar presentarme cuántos de los trabajadores de esas marcas (cientos, seguro) eran pedófilos, habían tenido una muerte violenta o no les gustaba la cebolla. Hay cosas que no sabré nunca, y puede que sea mejor así.
Tras estas profundas miradas al interior del corazón de las tinieblas de la humanidad, he empezado a jugar. Justo donde lo dejé, con un rifle soviético con mira telescópica y el inventario lleno de mierdas guapas.
Cuando juego, mi habitualmente desquiciado cerebro apaga la mayoría de sus funciones y me concentro totalmente en mi avatar hecho de polígonos y magia. Normalmente asumo la personalidad del personaje y voy comentando en voz alta (sin darme mucha cuenta) lo que piensa. En este caso en concreto, en el Stalker, hablo con acento ruso y como si estuviese super mamado. Recuerdo a mi abuelo, que era minero en los Urales y a mi babushka, que hacía el mejor borscht del pueblo. También hablo sobre Sergei, mi abusivo padre adicto al vodka que, tras darme una paliza por fumar mentolados (que según él era de maricas) hizo que me alistase al corrupto ejército soviético que más tarde me llevó a La Zona a ganarme la vida como Stalker. También canto canciones populares rusas que me invento e insulto a Tarkovsky con furia.
Por lo que sea, probablemente el esfuerzo mental del examen anterior, hoy no me veía capaz de meterme en el personaje, por lo que he limitado mi actuación; simplemente me he dedicado a gritar como Chewaka cada vez que mataba a alguien.
Así que ahí estaba yo, gimiendo como un wookie cada vez que llenaba a alguien de plomo. Dos horas he estado jugando y dos horas he estado chillando como un animal.
Tras dos horas de intenso juego, me he dado cuenta de que mi novia no se había despertado, así que he cerrado el juego con la intención de ir por el pasillo haciendo girar el pene como las aspas de un molino para caer sobre ella como los idus de marzo cayeron sobre César y sacarla de su sueño a base de cópula.
Ni que decir que no he llegado ni al diez por ciento de mi erótico plan. Cuando he apagado el ordenador, me he quitado los cascos y me he dado la vuelta, la he visto allí, en el sofá. Llorando.
Aparentemente había visto, muda de espanto, como jugaba mientras berreaba cada vez que segaba una vida digital durante las dos putas horas. Enteras.
Ha empezado a GRITARME que estaba loco y que necesitaba ayuda. Que no quería estar con un, textualmente, puto mongolo como yo. Ha cogido su mierda de ropa del Zara, la ha metido en la primera maleta que ha pillado (que era la mía, por cierto) y se ha pirado con la cara llena de lágrimas y mocos.
Y aquí estoy shurs, con cara de circunstancia y sin saber qué hacer ¿Algún consejo para tratar con esta puta LOCA?