CAPÍTULO I
No vuelvo a hacerlo
Joder, joder, joder. Apenas puedo moverme. Siento un punzante dolor de cabeza que apenas me deja pensar, aunque no estoy seguro si de verdad quiero hacerlo.
Tengo miedo de abrir los ojos y notar la puta luz del día en mis córneas atravesándome hasta el mismísimo cerebro.
Joder, joder, joder. Coño, que no puedo.
Hasta que llega. Noto como mi estómago se revuelve y una profunda e inmensa nausea me sacude y me obliga a, por lo menos, intentar girarme para no morir ahogado en mi propio vómito, como el gilipollas del cantante aquel.
Cuento una, dos tres arcadas de las que apenas sale bilis, sangre y semen, lo más seguro.
Consigo abrir los ojos y veo mi obra de arte estampada en un vestido blanco digna de ser exhibida en el MOMA y comprada por algún multimillonario aburrido de fiestas y orgías, queriendo llenar su vida con cuadros de mierda, pero mierda literal.
Lucho por respirar y no volver a vomitar mientras espero a que llegue lo peor: los espasmos. Joder los putos espasmos. La mezcla de drogas es lo que tiene. Popper, eme, coca y alcohol por galones.
Respiro y espero. Respiro y espero. Pero parece que esta vez he tenido suerte y voy a intentar levantarme.
A duras penas lo consigo entre latigazos, cólicos y demás familia y observo la exquisita abominación en la que se ha convertido el salón de mi casa.
Parecía que hubiera pasado un tornado por medio de mi salón. Pero como la película esa… que tienen tiburones dentro; pero con maricas. Intento ponerle un nombre gracioso como maricanado, huracán popper o furia de shemales; pero no me hacen ni puta gracia.
Vestidos y pelucas de colores me rodean por todos los lados, como bestias exóticas acechantes. En el suelo medias como serpientes intentan morderme mientras nadan entre vasos, consoladores y botellas vacías.
Entre un caos de cojines, sabanas y toallas, yacen tres cuerpos desnudos en posturas dignas del mejor contorsionista del circo del sol.
Sobre un tresillo reconozco el culo peludo del Selmo. En una postura de rezo, parecería un penitente o hasta un mártir quizá... si los estigmas fueran en el ojete y no en las manos y los pies.
Cerca suyo, en el suelo, las enormes tetas como torpedos de Angélica, antes conocida como Paco el de La Rubia, suben y bajan a un ritmo lento e hipnotizante. Señal de un sueño profundo y feliz, antes del infierno que le espera al despertar.
Por último y no menos importante, está Adrianu. Enfundado en su apretado vestido de látex blanco sideral, con sus botas de caña y unas plataformas que darán vértigo al mismísimo Gilian Jornet. Lástima que un tremendo prolapso profane semejante travestimiento, que haría emocionarse a Laverne Cox
¡Ah, sí! Casi me olvido de presentarme. Las resacas son lo que tienen. Me llamo Firulay y ahora mismo estoy meando y siento un tremendo ardor en la polla y un doloroso escozor en el culo. Me miro al espejo y mi imagen es penosa. Ya no llevo peluca y tengo el poco pelo que me queda enmarañado y pegajoso, mezcla de sudor, fijador, lubricante y esperma. Me queda solo una pestaña postiza y el rimel lo tengo como el otro cantante gilipollas del pelo enmarañado, bueno, ése no era tan gilipollas, pero me pilla con resaca, joder.
Llevo roto mi vestido favorito: una adquisición sublime, un tesoro en un comercio chino, escondido como una reliquia maldita, como el puto Santo Grial allí: en esa tienda de mierda. Su azul metálico, su tacto, su delicadeza, su magnífica belleza me fascinó y me entró el puto síndrome de Stendhal, pero en mariposón.
Miré hacia todos los lados sin que algún vecino cotilla me viera cogerlo, aunque dudo que me encuentre alguno en aquella sección.
Con premura enfilé hacia la caja y casi choco de frente con mi vecina la Eufemia, una puta víbora viuda y aburrida que sus únicos placeres son los chismes. Chismes de chismorreos y de los otros, de los chismes que se meten las viudas por su fétido y baboso coño. Así que disimulé y agarré lo primero que ví en un estante: una lata grande, enorme de fabes y unos sobaos pasiegos que había debajo.
Después de saludar lacónicamente a la pérfida arpía salí corriendo hacia la caja, excitado y sudoroso, disimulando una media erección que aumentaba más al acercarme el vestido a mi entrepierna.
- ¿Quelel bolsa? – me preguntó la dependiente de robótica sonrisa torcida y cara de sepia trisómica
- Eeeh sí, por favor – contesté nervioso por las prisas, deseando llegar a casa y probarme aquella maravilla
- Tle séntimo de eulo, glasia, vuelva plonto
Con la premura del tremendo travestimiento inminente no presté atención a aquellas frases tan simples e inocentes, pero que ahora recuerdo con ternura y siempre que las repito me devuelven a aquel maravilloso día, el día de mi primer travestimiento.
Todo es una visión turbia y subjetiva de @Firulay con todo mi cariño, Shirley. Lo he hecho en el curro así que perdón por el @Gervasio
A ver si hace el segundo capítulo @condiloma y explica lo de la maquinaria agrícola; yo lo iba a enfocar en su infancia.
y yo al vhsEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Me ha gustado el nombre de Selmo xDEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Busqué nombres asturianos el guguelEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Tremendisimo relato, @VOTA A VOX
Has reflejado un tremendismo extremo,Shirley!. He pillado sidaEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
veo tocho y que lo lea @tuputamadre
CAPITOLO IEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Non lo faccio più
Cazzo, cazzo, cazzo. Riesco a malapena a muovermi. Sento un mal di testa palpitante che a malapena mi fa pensare, anche se non sono sicuro di volerlo davvero fare.
Ho paura di aprire gli occhi e notare la fottuta luce del giorno nella mia cornea, che mi trafigge fino al cervello.
Cazzo, cazzo, cazzo. Pussy, non posso.
Fino a quando arriva. Ha notato come il mio stomaco si trasforma e profondo e immenso nausea mi scuote e mi costringe ad almeno cercare di non girare mi annegare nel mio stesso vomito, come quel cantante stronzo.
Conto uno, due tre arcate di cui lascia a malapena la bile, il sangue e lo sperma, la cosa più sicura.
Ottengo ad aprire gli occhi e vedere la mia arte stampato su un abito bianco degno di essere esposto al MOMA e acquistato da alcuni partiti miliardari annoiati e orge, volendo riempire la tua vita con le scatole di merda, ma merda letterale.
Faccio fatica a respirare e non vomito di nuovo mentre aspetto che arrivi il peggio: spasmi. Fanculo ai fottuti spasmi. La miscela di droghe è ciò che hai. Popper, eme, coca e alcol per galloni.
Respiro e aspetto. Respiro e aspetto. Ma sembra che questa volta sono stato fortunato e cercherò di alzarmi.
Riesco a malapena tra le fruste, le coliche e l'altra famiglia e osservo lo squisito abominio che è diventato il salotto della mia casa.
Sembrava che un tornado fosse passato attraverso il mio salotto. Ma come il film ... hanno dentro gli squali; ma con i queer. Provo a mettere un nome buffo come il maricanado, l'uragano popper o la furia delle trans; ma non mi rendono fottutamente divertente.
Abiti e parrucche colorate mi circondano da tutte le parti, come bestie esotiche in agguato. Sul pavimento, come serpenti, cercano di mordermi mentre nuotano tra occhiali, dildo e bottiglie vuote.
Tra un caos di cuscini, lenzuola e asciugamani, tre corpi nudi giacciono in posizioni degne del miglior contorsionista del circo del sole.
Su un tresillo riconosco il culo peloso della Selmo. In una posizione di preghiera, potrebbe sembrare un penitente o addirittura un martire ... se le stigmate fossero nell'occhiello e non nelle mani e nei piedi.
Vicino a lei, sul pavimento, le enormi tette di Angelica come i siluri, precedentemente noti come Paco de La Rubia, salgono e scendono a un ritmo lento e ipnotizzante. Segno di un sogno profondo e felice, prima dell'inferno che ti aspetta quando ti svegli.
Ultimo ma non meno importante, c'è Adrianu. Incappucciato nel suo vestito di latex bianco siderale, con gli stivali di stoffa e le piattaforme che faranno girare le orecchie a Gilian Jornet. Peccato che un tremendo prolasso un tale profano travestito, il che farebbe impazzire Laverne Cox
Oh, si! Ho quasi dimenticato di presentarmi. I postumi di sbornia sono ciò che hanno. Mi chiamo Firulay e in questo momento sto facendo pipì e sento un tremendo bruciore nel gallo e un doloroso acuto nel culo. Mi guardo allo specchio e la mia immagine è dolorosa. Non indosso più una parrucca e ho i piccoli capelli che rimangono aggrovigliati e appiccicosi, una miscela di sudore, fissativo, lubrificante e sperma. Ho solo una ciglia finte e il mascara che ho come i capelli arruffati di un altro cantante, beh, non era così stronzo, ma mi sono beccato con i postumi di una sbornia, cazzo.
Ho rotto il mio vestito preferito: un'acquisizione sublime, un tesoro in un commercio cinese, nascosto come una reliquia maledetta, come il fottuto Santo Graal lì: in quel fottuto negozio. Il suo blu metallizzato, il suo tocco, la sua delicatezza, la sua magnifica bellezza mi hanno affascinato e ho avuto la fottuta sindrome di Stendhal, ma in queer.
Ho guardato da tutte le parti senza che un pettegolezzo del vicino mi abbia visto prendere, anche se dubito che ne trovi uno in quella sezione.
In fretta mi avviai verso la scatola e quasi mi scontrai frontalmente con la mia vicina Eufemia, una cagna vichinga vedova e annoiata, i cui unici piaceri sono i pettegolezzi. Gossip gossip e gli altri, i pettegolezzi che le vedove prendono per la loro figa fetida e sbavante. Così mi sono nascosto e ho afferrato la prima cosa che ho visto su uno scaffale: una grande, enorme lattina di fabe e alcuni pasiegos sobaos che era sotto.
Dopo aver salutato laconicamente la perfida arpia, corsi alla cassa, eccitato e sudato, nascondendo un'erezione che aumentava di più quando portai il vestito più vicino al mio cavallo.
- Quale borsa? - chiese al commesso robotico sorriso storto e volto di trisomia di seppia
- Eeeh si, per favore - ho risposto nervosamente per la fretta, volendo tornare a casa e provare quella meraviglia
- Tle séntimo di eulo, glasia, torna indietro plonto
Con l'enorme afflusso di imminente parodia non prestare attenzione a quelle frasi così semplici e innocenti, ma ora mi ricordo con tenerezza e ripeterle ogni volta che torno a quel meraviglioso giorno, il giorno della mia prima travestitismo
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Yo al VIHEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Mola más asíEl mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
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Joder es un relato de una página y media, qué quieres una puta sinopsis?El mensaje está oculto porque el usuario está en tu lista de ignorados.
Ok: Un sábado en casa de @Firulay