Debate ¿Alguien ha leído Los enemigos del comercio, de Antonio Escohotado?

  1. #1
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    ¿Alguien ha leído Los enemigos del comercio, de Antonio Escohotado?

    De momento, decidí empezar por el capítulo 'El colapso del liberalismo británico' y honestamente, es una disección de registros excelente.

    Expongan su opinión respecto la que se dice es interesante lectura, parses.

  2. #2
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    Al comienzo del volumen III se hace un resumen de hechos, descritos pormenorizadamente por el autor, que serán desconcertantes según lo aprendido en la escuela:

    ·El cristianismo no se opuso a la esclavitud. Tampoco a su conversión en servidumbre.
    ·En la alta edad media se puso en práctica –en Europa—el ideal anti-mercantil.
    ·Las revoluciones igualitarias se propagaron en épocas de prosperidad, no de miseria.
    ·Hubo numerosos experimentos comunistas en los Estados Unidos de América.
    ·El socialismo se ha caracterizado por ser democrático y cambiante, mientras que el comunismo ha sido elitista e inmovilista.
    ·El retrato de la industrialización hecho por la literatura romántica es abiertamente cuestionable.
    ·El movimiento obrero jamás apoyó la Restitución.
    ·La plusvalía es un malentendido sobre costes de producción.
    ·Alemania nunca quiso la gran guerra (I Guerra Mundial).
    ·El comunismo nunca superó el tercio del voto en unos comicios. Tuvo que imponerse usando la fuerza bruta y, a menudo, el genocidio.
    ·Los planes de exterminio y esterilización a gran escala no nacieron con Hitler o Stalin, sino con el Nuevo Imperialismo de la Sociedad Fabiana.

    Subraya Escohotado el relevante papel de los esenios en el origen de los movimientos opuestos al comercio. Las transacciones económicas serían, literalmente, un saqueo. Suscriben el ‘pobrismo’, rechazan la propiedad privada y, también, el oficio del comercio


    Los ebionitas (judeocristianos) también tienen su protagonismo: “las comunas cristianas siguen la regla de desposesión individual (…) el comunismo niega al individuo el derecho de hacer con sus bienes lo que le plazca; todo pertenece a todos”.

    Pero, ¿pertenece más a unos que a otros? nos preguntaría G. Orwell desde la tumba.

    El sermón de la montaña de Jesucristo encaja a la perfección en esas primeras épocas de los movimientos pobristas y comunistas.

    Es un hecho que el flujo de capital, y, por tanto, la disponibilidad de empleos, proviene de permitir la innovación, no de imponer el control que pretenden quienes se oponen al comercio. Los gobiernos débiles aumentan la prosperidad de los países que gestionan. Las pruebas demuestran, según Escohotado, que los gobiernos deberían organizarse de modo que ningún ciudadano tuviese que temer a otros. Y el modo de alcanzar ese objetivo es una separación real de poderes.

    Jefferson, por ejemplo, insta a preferir los azares de la libertad a las seguridades de la servidumbre. Descentralizar y desregular fomenta la industria, el comercio y la competitividad. Justo los movimientos opuestos a los promovidos por los enemigos del comercio.

    En la última parte del volumen I, el repaso del autor sobre la aclamada revolución francesa es sencillamente apabullante, un periodo en el que “reina el terror”. Marat (“un dios que, como Jesús, detestaba a los ricos”), por ejemplo, recomendaba salvar a la patria mediante la masacre y la dictadura. Vergniaud presenta a la revolución como un Saturno que devorará a sus hijos si el imperio de la ley continua ignorándose. Los cultivadores de cualquier punto medio se consideraban traidores a la causa revolucionaria.

    El absolutismo soviético y el romanticismo revolucionario rechazaron la libertad (“suspender los derechos personales a la libertad y la propiedad se compensa con derechos sociales como la supervivencia, la fraternidad y el culto a la Patria (…) el poder absoluto no es indeseable cuando lo guía el bien público”).

    La revolución francesa sigue un código de valores cristiano-igualitarios, anti-mercantil y anti-liberal.

    Mientras que el volumen I se centra en el periodo que va de la Biblia a la revolución francesa, el volumen II se orienta al origen del socialismo.

  3. #3
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    El siglo XIV se caracteriza por el alzamiento de campesinos y quienes se atrincheran en los burgos para combatir los privilegios del señorío.

    El desarrollo industrial convierte a los siervos y clientes en asalariados, la ciencia sustituye al guía espiritual y los Estados miran hacia la democracia estadounidense: “la individualidad –depositaria única del intelecto y fuente por tanto de cualquier idea correcta—es ancestralmente oprimida por gobiernos cuyo interés se cifra en perpetuar la dependencia y la ignorancia” (William Godwin, 1756-1836).

    Coincide Godwin con Aristóteles, para quien el intelecto es lo divino del humano.

    Desde la producción en serie del motor térmico (1784) hasta la Primera Guerra Mundial (1914) el poder adquisitivo crece en Europa un 2% al año. La renta per capita sube 300 puntos: los pobres fueron haciéndose menos pobres donde los ricos fueron haciéndose más ricos (al revés de lo pronosticado por los profetas opositores al comercio).

    El hecho es que “el activo nuclear del género humano es su capacidad –por otra parte exclusivamente individual—para el hallazgo”. Es esa creatividad individual la que promueve el bienestar de los demás, del grupo.

    Los mineros del carbón fueron originalmente campesinos escoceses sujetos hasta 1799 a servidumbre en un sentido medieval, y se sumaron con entusiasmo a las primeras grandes explotaciones. El campesino europeo abrazó la novedad de cobrar jornales (“lo previo a las lonjas de contratación fueron mercados de esclavos (…) cuando Marx establece su residencia en Inglaterra, los operarios textiles ingleses experimentan tres décadas seguidas de bonanza, cobran dos o tres libras semanales, muchas fábricas les han construido viviendas lo bastante sólidas para seguir siendo hoy una atracción turística y sus sindicatos apoyan incondicionalmente al Liberal Party”).

    Sir Richard Arkwright (1733-1792) añade la vivienda al salario y una semana anual de vacaciones pagadas.

    ¿Quién no recuerda imágenes y narraciones sobre la supuesta despiadada explotación de niños? Sin embargo, emplear niños fue el origen de las escuelas infantiles gratuitas en Europa.

    Las caricaturas sobre la revolución industrial deberían revisitarse con seriedad y rigor.

    La figura sobre la que se eleva el progreso del profesionalismo (el fabricante y el inventor) son invisibles para la gente corriente: “un siglo tan próspero como el XVIII se despidió con el pronóstico paranoico de Malthus y el XIX –la centuria más creativa y menos castigada por guerras de la historia occidental—con la esperanza apenas menos delirante de una sociedad donde el resentimiento será superado aboliendo la competencia”.

    Escohotado describe el movimiento bolchevique como “el más audaz experimento de ingeniería social disponiendo de una sexta parte de la corteza terrestre como laboratorio”.

    Cuando la URSS cambie la ciencia ‘burguesa’ por la ‘proletaria’ suprimirá tres materias: 1) la genética porque cuestiona el poder del condicionamiento social, 2) la economía política porque ignora la planificación central que se pretende alcanzar, y 3) el derecho mercantil porque codifica las reglas del juego prohibido en su sociedad ideal.

    La ingeniería social nació con el despotismo ilustrado subrayando la omnipotencia de la educación desde una idea del espíritu como página en blanco o tabla rasa. Pero, desde Darwin, se supo que “las tareas del educador serían radicalmente distintas si las habilidades se heredasen. El pionero en esta línea fue Francis Galton (1822-1911)”.

    Lenin ofreció un partido con programa, pero sin vincularlo a las urnas y formado por “veleidades individuales con centralismo y obediencia estricta (…) el bolchevique es un jacobino consciente de clase (…) Lenin y Trotsky sirven a las masas decidiendo por ellas”.

  4. #4
    ForoParalelo: Miembro Avatar de cypo
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    es una bajada de pantalones del drogata ante la realidad tipo gran hermano

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