George Orwell -que se llamaba en realidad Eric Arthur Blair- nació en Motihari, Bengala, el 25 de junio de 1903. Su padre, Richard Walmeslay Blair, era funcionario del gobierno británico en la India. Los ascendientes de Eric formaron más o menos parte del Establishment. Su bisabuelo era dueño de una importante plantación en Jamaica y se había casado con una señorita de la aristocracia. Pero murió arruinado, por lo que su hijo menor -el abuelo de Eric- tras breve estancia en Cambridge no tuvo más remedio, a falta de recursos, que emprender la carrera eclesiástica en el seno de la iglesia anglicana. Su hijo -el padre de Eric- era un modesto empleado de la administración colonial, en la que ingresó a los 18 años de edad y, ya en el ocaso de su vida, contrajo matrimonio con la hija de un francés, llamado Limouzin. Dicho Limouzin se dedicaba al comercio de madera de teca, así como a la construcción de barcos, pero, debido a especulaciones aventuradas, la posición de la familia había sufrido un descenso notable, y es posible que esta relativa "decadencia" social explique de algún modo la personalidad del futuro autor de 1984, a la par que cierta ambigüedad que en ella recelamos. Sentía Orwell que pertenecía a la "lower upper middle class", es decir a esa clase media que, aun separada de la condición proletaria, no puede, por su escasez de recursos, hallarse en simbiosis con la alta burguesía.
Pese a la relativa pobreza de la familia, los padres de Eric le mandan al colegio de Eton, en donde estudia simultáneamente latín, griego, matemáticas, teología y se aprende a remar y a jugar al criquet. Al parecer, sus estudios no fueron nada lucidos. Lo que sí resulta notable es que ya no se imaginara otra carrera que la de "escritor célebre". Al igual que muchos de sus condiscípulos, Eric hacía gala de cierto anticonformismo. Leía a Bernard Shaw, H.G. Wells, Galsworthy, y se consideraba "vagamente socialista". En 1920, a raíz de un examen de control en que se preguntaba a los "señoritos" de Eton cuáles eran, a su juicio, "las diez personalidades vivas
más destacadas del mundo", Eric nombró junto con la inmensa mayoría de los alumnos a un tal Lenin. Sea como fuere, debido a sus medianas capacidades estudiantiles o, más probablemente, a las medianas posibilidades financieras de su familia, no fue a Oxford al concluir sus estudios en Eton, sino que ingresó en la escuela de instrucción de la policía provincial de Birmania en Mandalay, de la cual salió a los 25 años de edad con el título de Assistant Superintendent of Police. Dicho de otra forma, desempeñaba las funciones de un comisario adjunto de policía en el marco de la administración colonial británica.
Escaso es el material anecdótico del que disponemos sobre ese período de su vida. Lo que sí sabemos, en cambio, es que durante aquellos cinco años que pasó en Birmania el joven Eric Blair se sintió a menudo dividido entre dos sentimientos: el desapego que le inspiraban hasta cierta medida los pueblos colonizados y la
desaprobación, cada vez más rotunda, que le merecían el imperialismo y el colonialismo británicos. Las experiencias prácticas de Eric en Birmania influyeron, pues, mucho más en su "socialismo" que las lecturas anticonformistas de Eton, y ellas constituyeron sin lugar a dudas la base de su ulterior crítica del imperialismo y del capitalismo en general.
De hecho y es éste un dato sumamente convincente Eric Blair dimitió en 1927. Confesará el por qué de tal decisión al publicar Burmese days: no quería hacerse cómplice de una situación que consideraba como una "operación de extorsión" en contra de las poblaciones explotadas.
De vuelta a Inglaterra, Eric resuelve convertir en realidad su anhelo infantil de llegar a ser "un escritor célebre". ¿Cómo? Escribiendo, por supuesto. Se inicia entonces un periodo un tanto insólito de su existencia. Vivir a expensas de su familia era una perspectiva que no podía aceptar, aunque enfermo. Pero no creo que fueran motivos simplistas y moralistas los que explican por qué eligió una vida de vagabundo en París y en Londres. En su primer libro, Down and out in París and London -publicado con el pseudónimo de George Orwell- Eric Blair insiste mucho en el carácter literario de su empresa; y bien es verdad que por entonces publicó varios artículos. También alude a dos novelas que tenía ya escritas, pero que no han dejado rastro alguno. Es muy posible, pues, que, el "miserabilismo" voluntario de Eric Blair se explique en parte por otras razones.
No tenía Eric ni mucho menos una "cabeza política". Para dar un cariz ideológico a su actitud no nos bastan su anticonformismo de Eton ni sus críticas al imperialismo británico; necesitamos algo más: sus impulsos psicológicos, por ejemplo, que bien podrían haberle impelido a tales vagabundeos voluntarios. Lo cierto es que él
no podía pasar por alto sus vínculos con la "lower upper middle class" ligada al Establishment aunque rechazada por éste, no muy lejos de la proletarización pero a gran distancia del "pueblo", despojada de sus antiguos privilegios pero aferrada a ciertas tradiciones. Yo diría que Eric Blair tenía algo de "burgués", y posiblemente también alguna falla inconsciente por donde irrumpía su sentimiento de culpabilidad.' No me atrevería a afirmar que pasara varios años de su vida, en aquellos tiempos de down and out, representando una comedia -en la que no hubiera sido sólo el único actor sino también el único espectador-, pero me parece evidente que se valió entonces de toda clase de disfraces. En un episodio de Down and out cuenta nuestro autor como, habiéndose mudado para vestirse de "pobre", comprende el significado de tal disfraz: era como si hubiese dispuesto de un pasaporte que le trasladara en el acto y sin necesidad de visado a "otro mundo", o sea del mundo de la burguesía al del proletariado; ¡Y cuál no sería su sorpresa o su deleite al oírse llamar por un verdulero: "Eh, tú, fulano"!
¿Eric Blair en busca de un exotismo social que pueda utilizar a fines literarios o joven burgués culpabilizado que frecuenta y reme, da a la gente pobre con miras a sabe Dios qué forma de redención? Ambos supuestos pueden ayudarnos a adentrarnos en el personaje Blair-Orwell.
Sea como fuere, George Orwell empieza ya desde esa época, es decir entre 1928 y 1930, a asomar tras Eric Blair, y sus andrajos de vagabundo serán el uniforme con que hará su presentación en literatura.
No por ello se convertirá de la noche a la mañana en "escritor célebre", pero ya tiene algún asiento en la vida literaria londinense. Colaborador de la revista Adelphi, se preocupará por las condiciones económicas y sociales de los cosechadores de lúpulo. También él está en busca de trabajo. Lo encuentra como profesor en un pequeño colegio privado del Middlesex. Escribe en el New English Weekly, así como en el New Statesman and Nation. Y termina su novela Burmese Days, inspirada en su experiencia de Birmania, en la que plantea el problema de las relaciones entre el hombre blanco y los indígenas.
Orwell se ha convertido ya en un escritor. En octubre de 1934 termina su segunda novela, titulada La hija del Reverendo. En ella cuenta la vida de Dorothy, quien decide fugarse del encierro al que la destinan su familia y la sociedad y que, irá primero a vivir en medio de los vagabundos y los cosechadores de lúpulo, trabajará seguidamente como maestra de escuela y acabará regresando al redil; unhappy end del que resulta difícil decir qué sentido le otorga Orwell.
Pero éste ya tiene otra obra entre manos: una novela titulada Keep the aspidistraflying, que se presenta como una denuncia feroz del dinero, de la sociedad mercantil, de los estragos que causa la falta de recursos económicos en los destinos individuales o colectivos, de la neurosis del provecho, de la sacralización del becerro de oro, etc. Actitud en la que vemos reflejarse sin duda una condena moral, pero que no consigue encauzarnos hacia una mera ideología anticapitalista. Pero los críticos de Orwell no perdieron la ocasión de poner de relieve, en Keep the aspidistraflying, otra tendencia de su novelística: el pacifismo. El protagonista de la obra, Gordon Cornstock, está obsesionado por las imágenes de una guerra futura, y proféticamente intuye que ésta sería esencialmente de carácter aéreo. Transcurre la novela en el año 1935: no están muy lejos Guernica, ni los Stukas de la campaña de Francia, ni los bombardeos de la Batalla de Inglaterra.