"Little Italy"
Es una traducción libre de un fragmento del libro "Handy Guide to New York City, Brooklyn, Staten Island, and other suburbs included in the Greater New York " (Ernest Ingersoll 1898), añadiendo imágenes y fotos de la zona para hacerlo más ameno
Vamos a ello
Un paseo por Mulberry con @
Cocodrilo90
Pilla musica italiana para ambientar hombre
Anochece en el extremo sur de Mulberry, la principal calle de Little Italy, es estrecha, oscura y sucia. Viviendas de seis pisos se elevan a cada lado de la acera, como si de muros se tratasen, y las ventanas están tan sucias que apenas se puede ver a través de ellas.
Las plantas bajas están ocupadas casi en su totalidad por tiendas de todo tipo, todas ahora cerradas, pero los destellos de luces rojas y amarillas indican que los salones todavía están abiertos.
No es mucho más tarde de las diez en punto, y mucha gente está en la calle; en una tarde de verano calurosa como esta, todos están fuera, la mitad de ellos durmiendo en los camiones, en los escalones de la puerta, o en las bodegas, donde posiblemente las madres hayan llevado almohadas o tal vez un colchón, para que sus hijos puedan dormir frescos en lugar de ahogarse en esas horribles colmenas de calor y humanidad descuidada.
Nos dirigimos al parque Mulberry, recientemente abierto, y que dispone de pensión, fuentes e infinidad de asientos. Aquí, mires a donde mires puedes observar alguna escena interesante, por ejemplo, esos dos policías observan aquel grupo de pequeños y oscuros italianos mientras discuten y gesticulan con entusiasmo.
No se escucha una palabra en inglés, solo un italiano rudo y gutural, además, es probable que en cualquier momento, alguien saque un cuchillo y se produzca un asesinato, y el asesino escapará, pues aunque los policías estén tan cerca, sus propios compatriotas lo ayudarán a huir, de manera que puedan continuar su tradición de vendettas.
Continuamos avanzando, las calles están tan llenas de gente, que cuesta creer que esto no sea Nápoles. Más hombres de piel oscura y mujeres sin bonete (¿quién ha visto alguna vez a una de estas signorinas usar un sombrero?) abarrotan las aceras y se sientan en las puertas de las pequeñas tiendas, descansan en los camiones, o entran y salen de alguna de las salas de conciertos donde se está bailando.
Entramos en un bar, a ver si podemos conseguir un vaso de cerveza. El local, pequeño y oscuro, está lleno de italianos, y no cabe duda de que parecen feroces, sin embargo, aprecio una especie de curiosidad bruta en sus miradas.
Me traen la cerveza en un vaso de casi un litro, y solo me cobran tres centavos; por ello, sospecho que la han conseguido vaciando los restos de los barriles de cerveza de otros salones, así que le doy un trago por cortesía y me voy.
Un poco más arriba llegamos al final de Little Italy, y aunque la calle Mulberry continúa hacia el norte, la comunidad italiana se concentra aquí. Este es, en algunos aspectos, el vivero de crímenes más inmanejable de la ciudad, pero nos paseamos con relativa tranquilidad, pues ninguna vendetta ha sido declarada en contra de nosotros en "Little Italy”
Y así termina este breve viaje al pasado por la pequeña Italia neoyorquina de principio de siglo, saludos amijussss abratzos para todos