Al salir del huevo la larva es diminuta y no existen apenas semejanzas con una mariposa adulta. Durante esta etapa la larva
se dedica exclusivamente a alimentarse, mediante unas mandíbulas cortantes que le permiten devorar hojas, tallos, frutos, flores y cualquier otro tipo de material vegetal que se encuentre a su paso. A medida que van alimentándose y creciendo se van convirtiendo en jugosas orugas.
Como parte de su crecimiento necesitan mudar la piel varias veces, lo cual es posible gracias a que poseen un exoesqueleto.
Las orugas realizan estas mudan de 4 a 5 veces, en un período que abarca aproximadamente tres semanas. Cuando han completado su crecimiento están listas para pasar a la etapa de pupa, por lo que buscan un lugar tranquilo y tejen su capullo.
Esta reorganización que ocurre en la anatomía del insecto tiene lugar gracias a la acción de
enzimas digestivas que destruyen la mayor parte de las células del mismo: después de la transformación de oruga en crisálida tiene lugar la reorganización de los tejidos, disolviéndose unos ("histolisis") y modificándose otros, como las grándulas serígenas, que pasan a convertirse en glándulas salivares; las piezas bucales se convierten en la trompa; las patas experimentan un crecimiento importante, etc. Así comienza a desarrollarse la futura mariposa.
La duración de este proceso es habitualmente de unas tres semanas, excepto en aquellas especies que invernan en estado de pupa. Muchas crisálidas se camuflan asimilando su forma y color al del lugar donde se hallan, asemejándose, por ejemplo, a excrementos de pájaros o a espinas. Cuando la mariposa se encuentra ya formada se observa un adelgazamiento de la cutícula de la crisálida y puede verse, en muchas ocasiones, el dibujo de las alas a través de ella. Una secreción hormonal, influenciada por la duración de los días y la temperatura ambiental, es la que da lugar a la emergencia de la mariposa.
Llegado su momento, rompe la crisálida por la zona que recubre su cabeza y sale de ella con esfuerzo, trepando a un lugar donde pueda reposar y bombear hemolinfa a las alas para extenderlas, teniendo que esperar durante una o dos horas hasta que hayan adquirido la rigidez necesaria. En ese momento consigue el imago su tamaño definitivo, se desprende del meconio (líquido rojizo que contiene los residuos metabólicos de la metamorfosis), y ya puede emprender el vuelo.