Condenado a 26 años y medio de prisión por abusar de cuatro mujeres con discapacidad

La sentencia considera probado que el procesado se aprovechó de la “autoridad” que le proporcionaba su trabajo como educador de una residencia

La Audiencia de Girona ha condenado a 26 años y medio de prisión un educador de una residencia para personas con discapacidad intelectual y trastornos de conducta de Llorà (Gironès) que abusó sexualmente de cuatro internas entre finales del 2012 hasta en abril de 2014, cuando lo descubrieron. La sentencia considera probado que el procesado se aprovechó de la “autoridad” que le proporcionaba su trabajo para buscar víctimas “especialmente confiadas e influenciables”. Así, indica la sentencia, “el acusado mantuvo de forma reiterada relaciones sexuales con penetración” con tres de las usuarias y realizó tocamientos a la cuarta víctima. Además, el tribunal también expone que el procesado “generar expresamente sentimientos de enamoramiento” en tres de las usuarias para conseguir que accedieran a mantener relaciones con él.

La sentencia expone que el acusado trabajaba como auxiliar técnico educativo en una residencia de personas con discapacidad intelectual y trastornos de conducta situada en Llorà. En un principio, tenía un contrato a tiempo parcial y trabajaba los fines de semana y la noche de los lunes. A partir de noviembre de 2013, pero, le ampliaron el contrato y pasó a tener jornada completa y a trabajar en el turno diurno.

Su función, recoge el tribunal, era acompañar a los usuarios en su proceso evolutivo, velar en todo momento por su calidad de vida y garantizar que su nivel de autonomía fuera lo más alto posible. La sentencia concluye que, por el contrario, el acusado utilizó que, por su condición de educador, tenía “un contacto directo y cotidiano” con las víctimas para aprovecharse de la situación y “conscientemente satisfacer sus deseos sexuales” con las internas de la residencia.

La sentencia de la sección tercera de la Audiencia de Girona también recoge que el acusado era una “persona de referencia” para las víctimas ya que era quien se encargaba de cuidarlas. “Ejercía un control y una autoridad, lo que determina una clara situación asimétrica que limitaba y cohibía la libertad de decidir de las internas”, añade el tribunal.

Los abusos comenzaron entre finales del 2012 y principios del 2013. La sentencia expone que el acusado escogió víctimas con una discapacidad intelectual que las hacía “especialmente confiadas, influenciables y disminuía su capacidad para desarrollar estrategias defensivas”.

Además, en tres de las usuarias provocó “sentimientos de enamoramiento” haciendo creer a las víctimas que las quería y que eran pareja para así vencer sus reticencias y conseguir que accedieran a mantener relaciones sexuales con él. Así, el tribunal analiza una serie de mensajes que el condenado cruzó con una de las víctimas y concluye: “Permiten comprobar la existencia de una relación sentimental sincera por parte de ella y totalmente simulada por parte del acusado pues al mismo tiempo mantenía esta misma relación y contactos sexuales con otros internas del centro”. “Constan mensajes con los que mutuamente se expresan su amor, diciéndole al acusado que lo ama más que a su vida y que la cuidará muy bien”, argumenta la sentencia.

Aunque estas relaciones sexuales fueron aparentemente consentidas por parte de las víctimas, la sentencia concluye que no se trata de un consentimiento válido. “No fue prestado libremente sino que fue obtenido por el acusado aprovechándose de su situación de superioridad, tanto por su condición de educador del centro que la hacía estar sometida a su control y autoridad, como por las discapacidades intelectuales de las víctimas porque, a pesar de ser capaces de conocer y decidir su comportamiento sexual, tenían limitado su autodominio y su patología las hacía manipulables “, expone el tribunal.

La sentencia de la sección tercera de la Audiencia de Girona, de la que ha sido ponente la magistrada Fátima Ramírez, condena al acusado como autor de tres delitos continuados de abuso sexual con penetración y un delito continuado de abuso sexual sin penetración y le impone una pena de 26 años y medio de prisión. Sin embargo, la sentencia estipula que el tiempo máximo de cumplimiento será de 20 años.

Además, le inhabilita para trabajar con menores, personas con discapacidades psíquicas o personas especialmente vulnerable durante el tiempo de la condena y le impone el pago de las costas procesales, incluidas las de las acusaciones particulares, y libertad vigilada durante 27 años.

Iniciado por BattleRunner

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