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Politikon
Mala fé. Para que exista mala fé tiene que haber dolo o negligencia. Desde Gestha (sindicato de técnicos de la Agencia Tributaria) ya han manifestado que no ha habido comportamiento doloso.
Maxim Huertas no inventó facturas ni contabilidades. Su sociedad se dedujo como gasto lo que pagaba al exministro por sus servicios (porque Huertas se puso un sueldo cuyos ingresos si tributaron por IRPF) no falseó ningún documento, ni ningún contrato, ni ninguna facturas. Los servicios eran reales y se especificaban en los contratos, así como la compra del inmueble y los gastos que se dedujo. No ocultó ingresos ni creó un entramado dirigido a ocultarlos. Tampoco ideó nada sino que se limitó a aplicar una práctica consentida y habitual en su sector de actividad.
El hecho en cuestión, la utilización de la sociedad instrumental en el contexto en el que Maxim Huertas la crea y tal y como procede con ella no creo que pudiera definirse como fraude fiscal sino más bien como fraude de ley, algo que en ningún caso tendría, por muy elevada que fuese la cuantía eludida, consecuencias penales (a diferencia del fraude fiscal propiamente dicho).
Es cierto que la Agencia Tributaria no cambió de criterio, pero sí de "praxis". A la vista de que se había extendido este formato en el ámbito profesional y eso afectaba a la recaudación tributaria, comienza a elevar su nivel de exigencia para dar por buena la fiscalidad de estas sociedades. Pero en el caso de Huertas ese nivel de exigencia aún no había llegado a su cenit. Por ejemplo, no se calculó la deuda como si la sociedad no existiera sino que se corrigió al alza la suma que la sociedad debía pagar al ministro pero no hasta el punto de llegar a la diferencia entre el ingreso de la sociedad y los gastos sí imputables a la actividad. Es decir, la sociedad era real y se admitía un margen de ganancia, pero se corregía este margen atribuyéndoselo personalmente a Huertas. La deducción de la vivienda simplemente se suprimió, pero no se le impuso ninguna sanción por habérselo deducido. La negligencia atribuida a Huertas no fue por esto, sino porque la retribución que se asignó como sueldo y que supuestamente pagaba la sociedad era inferior al del mercado.
Probablemente a Huertas le hubiera bastado habilitar una oficina (incluso en la vivienda referida) y contratado un empleado aunque fuese a tiempo parcial para que la tributación a través de la sociedad se hubiese admitido en lo fundamental
La sanción que acompañó a la liquidación de la cuota fue catalogado como leve porque formalmente estaba todo correcto y la discrepancia se refería a una forma errónea y excesivamente beneficiosa para el contribuyente de interpretar la normativa fiscal.
Para mayor inri el tiempo ha jugado en su contra. Ese nivel de exigencia de la Agencia Tributaria se ha implantado a todos los niveles, lo que incluye también el ambito judicial. Ahora los jueces no lo ven como algo discutible o ambiguo, los profesionales ya saben que este formato es inaceptable salvo que la sociedad tenga una estructura claramente diferenciada del profesional y su actividad no tenga carácter personalísimo y pueda justificar la necesidad de tener una estructura suplementaria. Pero no era así cuando Huertas constituyó su sociedad y operó con ella. Esta es la principal diferencia entre su caso y los de Monedero o Aznar.
A eso sumale que cuando todo esto sucede Huertas no tenía nada que ver con la política. Era un profesional como tantos otros que han pasado por lo mismo que él y de los que nadie habla. Utilizó una fórmula para ahorrarse Impuestos probablemente asesorado de que estaba dentro de la legalidad. No fue así, le exigieron el pago de la diferencia con sus sanciones correspondientes, pagó, decidió acudir a los tribunales porque en aquella época todavía había dudas sobre las nuevas exigencias de Hacienda y perdió. Hoy en día lo tiene todo en regla desde hace años.
No, no me parece justo el tratamiento que ha recibido. Algo que además ha dañado su imagen para toda la vida. Y todo por haber sido nombrado ministro.
La gente se queja de que los políticos viven en un mundo paralelo, que deberían echar pie a tierra y tomar contacto con la realidad social. Pero por el camino que vamos se va a terminar pidiendo la dimisión de un político por toser en un entierro. Trazas de disparate está tomando todo esto.