Debate La División Azul: todos los secretos de los españoles que lucharon por Hitler

  1. #1
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    La División Azul: todos los secretos de los españoles que lucharon por Hitler



    Con Hitler en la cima de su poder y Franco rendido a sus conquistas, el Gobierno español decidió apoyar la invasión de la Unión Soviética con una división de voluntarios.

    Fueron a combatir el comunismo, pero volvieron horrorizados con los crímenes de las tropas alemanas y molestos con el régimen por traerlos a casa y girar a favor de los aliados

    Lea las primeras páginas de 'La división azul. De 1941 a la actualidad' (La Esfera de los Libros)

    La base de submarinos nazis que construyeron 2.080 esclavos españoles


    Más de siete décadas después de su disolución, casi todo el mundo cree que sabe lo que fue la División Azul. El problema es que ese supuesto conocimiento se basa en mitología pseudomilitar y manipulaciones ideológicas de unos y otros. Para empezar, su nombre oficial ni siquiera era ese, sino 250 división de infantería de la Wehrmacht (ejército alemán). Siendo la Segunda Guerra Mundial una de las temáticas estrella en las estanterías de los libros de Historia para millones de lectores en todo el mundo, no ha sido la participación de este grupo de españoles una de las más estudiadas. Tal vez por ello la niebla de confusión en torno a los hechos sea tan densa. Y más que la niebla, la nieve, el hielo y el barro, que hablamos de Rusia.Vamos al contexto. Después de la Guerra Civil española, muchos políticos germanófilos, encabezados por Ramón Serrano Súñer, cuñado de Franco y ministro de Exteriores, abogó por la participación española en la invasión alemana de Rusia (junio de 1941) junto a sus viejos aliados Hitler y Mussolini. La opción elegida fue el envío de una división de voluntarios (unos 14.000 soldados) al frente, que salieron sobre todo de las filas del maltrecho ejército vencedor y de la Falange. Uno de los grandes mitos de la División Azul dice que se nutrió sobre todo de republicanos reclutados a la fuerza. Carlos Caballero Jurado desmonta esta mentira: "Esta afirmación desafía el sentido común. Es bochornoso que se siga planteando. La División Azul no hubiera sido una fuerza combatiente si reclutas a comunistas para llevártelos a Rusia a luchar contra otros comunistas". Además, no sólo hubo soldados de infantería, sino experimentados pilotos de caza y un puñado de marinos españoles integrados en las tripulaciones de los U-Boot de la Kriegsmarine. Este historiador, una de las máximas autoridades en la participación española en la Segunda Guerra Mundial, acaba de publicar La división azul, de 1941 a la actualidad (La Esfera de los Libros, el sello de Unidad Editorial), un volumen que lucha contra todos esos tópicos con documentos y declaraciones de los protagonistas en interrogatorios y entrevistas de la época. El resultado es una obra de referencia. Casi 50.000 españoles pasaron por las filas de esta unidad militar, pero su peripecia sigue siendo muy desconocida.
    QUE LA DIVISIÓN AZUL NO TUVIERA TANQUES NO SIGNIFICA QUE LOS ALEMANES NO CONFIARAN EN ELLA, ES QUE LA GRAN MAYORÍA DE SUS FORMACIONES MILITARES TAMPOCO LOS TENÍAN

    CARLOS CABALLERO JURADO, HISTORIADOR
    "La División Azul fue un grano de arena en la montaña que era el frente ruso, con un enorme despliegue alemán. En ese sentido, la unidad española tuvo escasa incidencia, como cualquier otra división de infantería", dice Caballero Jurado. Con millones de soldados avanzando hacia Moscú, a la División Azul (llamada así por los cuellos de las camisas falangistas que asomaban sobre el uniforme feldgrau alemán) la destinaron al grupo de Ejércitos norte encargado de asediar Leningrado. Y ahí se da otro de los mitos referentes a esta guerra: "La gente cree que los ejércitos del Tercer Reich están compuestos por poderosas panzerdivisiones de enorme movilidad. Es falso. La gran mayoría de sus infantes se mueve a pie. El hecho de que la División Azul no tuviera tanques no significa que los alemanes no confiaran en ella, es que la gran mayoría de sus formaciones militares tampoco los tenían". Es decir, podías pasar toda la Segunda Guerra mundial combatiendo en las trincheras sin ver un solo tanque.Las condiciones en las que este grupo de anticomunistas tuvo que combatir fueron terribles. Desde territorio bávaro, donde se montó el campamento de instrucción, partieron a pie hasta el frente ruso, durmiendo en los caminos tras marchas de 40 y 50 kilómetros al día con 40 kilos de equipo encima. Un mes después, ya en el frente, tuvieron que sufrir la bajada atroz de las temperaturas en el invierno más frío del siglo. Con el aguinaldo navideño llegado desde España, el gobierno franquista envió ropa de abrigo requisada a las milicias anarquistas de nuestra Guerra Civil. La mezcla de uniformes, que enfadaba a los alemanes, era la norma entre la tropa española. Como reconocimiento a todos los militares que participaron en aquella campaña fallida (la ofensiva se quedó en las afueras de Moscú) se entregó una medalla llamada Invierno en el Este, más conocida por los divisionarios como Carne congelada. El frío hizo más bajas que las balas. Orinar o defecar fuera de la trinchera podía suponer la muerte. La orina se congelaba antes de llegar al suelo. En el lago Ilmen, la División llegó a sufrir los 51 grados bajo cero.



    ¿Cuál fue el comportamiento militar de la División Azul en el frente? Al margen del rechazo ideológico que supone haber servido a los intereses del Tercer Reich, para Caballero Jurado, "está claro que hablamos de una fuerza de ocupación. Se desplegó unos 30 kilómetros de frente en el río Volchov en cuestiones defensivas y demostró una enorme capacidad de aguante ante fuerzas soviéticas muy superiores. Por ejemplo, en la batalla de Novgorod, los rusos lograron romper el frente al norte y al sur frente a formaciones alemanas, pero la División no cedió ni un centímetro".




    En la historia de esta unidad hay un día que está grabado a fuego y plomo: la batalla de Krasny Bor. Unos 5.900 españoles hicieron frente con armas ligeras a 44.000 soviéticos muy pasados de vodka y apoyados por una catarata de 700 piezas de artillería, los temidos órganos de Stalin y tanques T-34. El resultado fue catastrófico para la División Azul, con más de 3.200 bajas, pero fue aún más humillante para el ejército rojo, que 24 horas después, tras haber arrasado las posiciones españolas, no pudo consolidarlas tras el contraataque de la División Azul. Cayeron más de 10.000 rusos en aquel asalto fallido. Cerca de 300 divisionarios cayeron prisioneros y fueron destinados al gulag siberiano. Sólo un puñado sobrevivió al cautiverio y regresó en 1952.


    El general Muñoz Grandes, en el juramento de fidelidad a Hitler.ARCHIVO FUNDACIÓN DIVISIÓN AZUL

    Caballero Jurado habla de otra de las leyendas más usadas con la división 250: el fanatismo nazi de sus miembros y la identificación con las ideas más extremas del criminal régimen alemán. Tampoco es cierto. Aunque todos sus militares, "profundamente anticomunistas", tuvieron que hacer un juramento de obediencia al Führer antes de ir al frente, "la gran mayoría de ellos volvió horrorizado con el trato dispensado por los soldados alemanes a la población civil rusa en general y a los judíos en particular. No son opiniones ofrecidas tras el descubrimiento del Holocausto en 1945, que se podían haber interpretado como un intento de exculpación. Los primeros reemplazos llegados en 1942, cuando aún no ha sido aprobada la llamada Solución Final, son interrogados por el general Varela y su testimonio quedó en documentos que hoy son revisables por cualquiera. En ellos, los militares españoles muestran su horror por el maltrato a la población y el odio que despliegan las unidades alemanas en el frente hacia los civiles", explica Caballero Jurado. "La prueba que documenta que los españoles no maltrataron a la población civil rusa existe y es la siguiente: cuando los soviéticos reconquistaron el terreno que ocupó la División española encargaron, como en otros frentes, comisiones para determinar crímenes de guerra. Esa comisión, a diferencia del territorio ocupado por alemanes, sólo encontró un caso y se lo adjudicó a Antonio Vasco. Lo curioso es que en toda la División no hubo nadie llamado así". Con todo, la mayoría de ellos (quedan muy pocos con vida) acabaron decepcionados con el trato dispensado por las autoridades españolas a su regreso y el giro político a favor de la victoria aliada, una vez que Franco tuvo claro que Hitler iba a perder la guerra. Por último, este historiador se ocupa de aquellos voluntarios que, una vez que la División Azul fue disuelta en 1943, decidieron seguir combatiendo en diferentes unidades del ejército alemán o las Waffen SS. Y revela las mentiras de alguno de aquellos fantasiosos fanáticos, como Miguel Ezquerra, que aseguró haber recibido de manos de Hitler la cruz de caballero, máxima condecoración del Tercer Reich al valor. "Como capricho del destino, algunos voluntarios, mezclados con trabajadores españoles de la industria alemana de la guerra, fueron reclutados a la desesperada para participar en la batalla de Berlín, pero decir que los españoles defendieron el búnker de Hitler hasta el final, como se ha escrito, es una fantasía tan grande como decir que fueron los republicanos españoles los que liberaron París por haber formado parte de una operación propagandística aliada para hacer entrar en la capital francesa a las tropas de Leclerq de la que formaban parte. Es pura exageración".


    Multitudinaria despedida en Madrid del tren de los soldados españoles.ARCHIVO FUNDACIÓN DIVISIÓN AZUL

    https://www.elmundo.es/papel/histori...9698b45c7.html

  2. #2
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    El libro que habla de la defensa del búnker de Berlín es Berlín a vida o muerte de Miguel Esquerra, buen libro.

  3. #3
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    "Como capricho del destino, algunos voluntarios, mezclados con trabajadores españoles de la industria alemana de la guerra, fueron reclutados a la desesperada para participar en la batalla de Berlín, pero decir que los españoles defendieron el búnker de Hitler hasta el final, como se ha escrito, es una fantasía tan grande como decir que fueron los republicanos españoles los que liberaron París por haber formado parte de una operación propagandística aliada para hacer entrar en la capital francesa a las tropas de Leclerq de la que formaban parte. Es pura exageración".
    Encima Leclerq era un aristócrata derechista que pudo simpatizar con la Acción Francesa en su juventud...

  4. #4
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    @Dina_Metralla cusas nasis
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    Con Hitler en la cima de su poder y Franco rendido a sus conquistas, el Gobierno español decidió apoyar la invasión de la Unión Soviética con una división de voluntarios.

    Fueron a combatir el comunismo, pero volvieron horrorizados con los crímenes de las tropas alemanas y molestos con el régimen por traerlos a casa y girar a favor de los aliados

    Lea las primeras páginas de 'La división azul. De 1941 a la actualidad' (La Esfera de los Libros)

    La base de submarinos nazis que construyeron 2.080 esclavos españoles


    Más de siete décadas después de su disolución, casi todo el mundo cree que sabe lo que fue la División Azul. El problema es que ese supuesto conocimiento se basa en mitología pseudomilitar y manipulaciones ideológicas de unos y otros. Para empezar, su nombre oficial ni siquiera era ese, sino 250 división de infantería de la Wehrmacht (ejército alemán). Siendo la Segunda Guerra Mundial una de las temáticas estrella en las estanterías de los libros de Historia para millones de lectores en todo el mundo, no ha sido la participación de este grupo de españoles una de las más estudiadas. Tal vez por ello la niebla de confusión en torno a los hechos sea tan densa. Y más que la niebla, la nieve, el hielo y el barro, que hablamos de Rusia.Vamos al contexto. Después de la Guerra Civil española, muchos políticos germanófilos, encabezados por Ramón Serrano Súñer, cuñado de Franco y ministro de Exteriores, abogó por la participación española en la invasión alemana de Rusia (junio de 1941) junto a sus viejos aliados Hitler y Mussolini. La opción elegida fue el envío de una división de voluntarios (unos 14.000 soldados) al frente, que salieron sobre todo de las filas del maltrecho ejército vencedor y de la Falange. Uno de los grandes mitos de la División Azul dice que se nutrió sobre todo de republicanos reclutados a la fuerza. Carlos Caballero Jurado desmonta esta mentira: "Esta afirmación desafía el sentido común. Es bochornoso que se siga planteando. La División Azul no hubiera sido una fuerza combatiente si reclutas a comunistas para llevártelos a Rusia a luchar contra otros comunistas". Además, no sólo hubo soldados de infantería, sino experimentados pilotos de caza y un puñado de marinos españoles integrados en las tripulaciones de los U-Boot de la Kriegsmarine. Este historiador, una de las máximas autoridades en la participación española en la Segunda Guerra Mundial, acaba de publicar La división azul, de 1941 a la actualidad (La Esfera de los Libros, el sello de Unidad Editorial), un volumen que lucha contra todos esos tópicos con documentos y declaraciones de los protagonistas en interrogatorios y entrevistas de la época. El resultado es una obra de referencia. Casi 50.000 españoles pasaron por las filas de esta unidad militar, pero su peripecia sigue siendo muy desconocida.
    QUE LA DIVISIÓN AZUL NO TUVIERA TANQUES NO SIGNIFICA QUE LOS ALEMANES NO CONFIARAN EN ELLA, ES QUE LA GRAN MAYORÍA DE SUS FORMACIONES MILITARES TAMPOCO LOS TENÍAN

    CARLOS CABALLERO JURADO, HISTORIADOR
    "La División Azul fue un grano de arena en la montaña que era el frente ruso, con un enorme despliegue alemán. En ese sentido, la unidad española tuvo escasa incidencia, como cualquier otra división de infantería", dice Caballero Jurado. Con millones de soldados avanzando hacia Moscú, a la División Azul (llamada así por los cuellos de las camisas falangistas que asomaban sobre el uniforme feldgrau alemán) la destinaron al grupo de Ejércitos norte encargado de asediar Leningrado. Y ahí se da otro de los mitos referentes a esta guerra: "La gente cree que los ejércitos del Tercer Reich están compuestos por poderosas panzerdivisiones de enorme movilidad. Es falso. La gran mayoría de sus infantes se mueve a pie. El hecho de que la División Azul no tuviera tanques no significa que los alemanes no confiaran en ella, es que la gran mayoría de sus formaciones militares tampoco los tenían". Es decir, podías pasar toda la Segunda Guerra mundial combatiendo en las trincheras sin ver un solo tanque.Las condiciones en las que este grupo de anticomunistas tuvo que combatir fueron terribles. Desde territorio bávaro, donde se montó el campamento de instrucción, partieron a pie hasta el frente ruso, durmiendo en los caminos tras marchas de 40 y 50 kilómetros al día con 40 kilos de equipo encima. Un mes después, ya en el frente, tuvieron que sufrir la bajada atroz de las temperaturas en el invierno más frío del siglo. Con el aguinaldo navideño llegado desde España, el gobierno franquista envió ropa de abrigo requisada a las milicias anarquistas de nuestra Guerra Civil. La mezcla de uniformes, que enfadaba a los alemanes, era la norma entre la tropa española. Como reconocimiento a todos los militares que participaron en aquella campaña fallida (la ofensiva se quedó en las afueras de Moscú) se entregó una medalla llamada Invierno en el Este, más conocida por los divisionarios como Carne congelada. El frío hizo más bajas que las balas. Orinar o defecar fuera de la trinchera podía suponer la muerte. La orina se congelaba antes de llegar al suelo. En el lago Ilmen, la División llegó a sufrir los 51 grados bajo cero.



    ¿Cuál fue el comportamiento militar de la División Azul en el frente? Al margen del rechazo ideológico que supone haber servido a los intereses del Tercer Reich, para Caballero Jurado, "está claro que hablamos de una fuerza de ocupación. Se desplegó unos 30 kilómetros de frente en el río Volchov en cuestiones defensivas y demostró una enorme capacidad de aguante ante fuerzas soviéticas muy superiores. Por ejemplo, en la batalla de Novgorod, los rusos lograron romper el frente al norte y al sur frente a formaciones alemanas, pero la División no cedió ni un centímetro".




    En la historia de esta unidad hay un día que está grabado a fuego y plomo: la batalla de Krasny Bor. Unos 5.900 españoles hicieron frente con armas ligeras a 44.000 soviéticos muy pasados de vodka y apoyados por una catarata de 700 piezas de artillería, los temidos órganos de Stalin y tanques T-34. El resultado fue catastrófico para la División Azul, con más de 3.200 bajas, pero fue aún más humillante para el ejército rojo, que 24 horas después, tras haber arrasado las posiciones españolas, no pudo consolidarlas tras el contraataque de la División Azul. Cayeron más de 10.000 rusos en aquel asalto fallido. Cerca de 300 divisionarios cayeron prisioneros y fueron destinados al gulag siberiano. Sólo un puñado sobrevivió al cautiverio y regresó en 1952.


    El general Muñoz Grandes, en el juramento de fidelidad a Hitler.ARCHIVO FUNDACIÓN DIVISIÓN AZUL

    Caballero Jurado habla de otra de las leyendas más usadas con la división 250: el fanatismo nazi de sus miembros y la identificación con las ideas más extremas del criminal régimen alemán. Tampoco es cierto. Aunque todos sus militares, "profundamente anticomunistas", tuvieron que hacer un juramento de obediencia al Führer antes de ir al frente, "la gran mayoría de ellos volvió horrorizado con el trato dispensado por los soldados alemanes a la población civil rusa en general y a los judíos en particular. No son opiniones ofrecidas tras el descubrimiento del Holocausto en 1945, que se podían haber interpretado como un intento de exculpación. Los primeros reemplazos llegados en 1942, cuando aún no ha sido aprobada la llamada Solución Final, son interrogados por el general Varela y su testimonio quedó en documentos que hoy son revisables por cualquiera. En ellos, los militares españoles muestran su horror por el maltrato a la población y el odio que despliegan las unidades alemanas en el frente hacia los civiles", explica Caballero Jurado. "La prueba que documenta que los españoles no maltrataron a la población civil rusa existe y es la siguiente: cuando los soviéticos reconquistaron el terreno que ocupó la División española encargaron, como en otros frentes, comisiones para determinar crímenes de guerra. Esa comisión, a diferencia del territorio ocupado por alemanes, sólo encontró un caso y se lo adjudicó a Antonio Vasco. Lo curioso es que en toda la División no hubo nadie llamado así". Con todo, la mayoría de ellos (quedan muy pocos con vida) acabaron decepcionados con el trato dispensado por las autoridades españolas a su regreso y el giro político a favor de la victoria aliada, una vez que Franco tuvo claro que Hitler iba a perder la guerra. Por último, este historiador se ocupa de aquellos voluntarios que, una vez que la División Azul fue disuelta en 1943, decidieron seguir combatiendo en diferentes unidades del ejército alemán o las Waffen SS. Y revela las mentiras de alguno de aquellos fantasiosos fanáticos, como Miguel Ezquerra, que aseguró haber recibido de manos de Hitler la cruz de caballero, máxima condecoración del Tercer Reich al valor. "Como capricho del destino, algunos voluntarios, mezclados con trabajadores españoles de la industria alemana de la guerra, fueron reclutados a la desesperada para participar en la batalla de Berlín, pero decir que los españoles defendieron el búnker de Hitler hasta el final, como se ha escrito, es una fantasía tan grande como decir que fueron los republicanos españoles los que liberaron París por haber formado parte de una operación propagandística aliada para hacer entrar en la capital francesa a las tropas de Leclerq de la que formaban parte. Es pura exageración".


    Multitudinaria despedida en Madrid del tren de los soldados españoles.ARCHIVO FUNDACIÓN DIVISIÓN AZUL

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